Los bochornos suelen aparecer de forma repentina, una ola de calor que se extiende por el pecho, el cuello y el rostro. Es inevitable que el cuerpo responda: suda, se ruboriza y el ritmo cardíaco aumenta junto con una sensación de ansiedad.
Así es como se describe clínicamente lo que sucede durante estos episodios, sin embargo, la frecuencia y la intensidad varía para cada persona que esté atravesando la menopausia, esa etapa de la vida en la que los periodos menstruales se van para darle paso a una serie de síntomas nuevos derivados de la disminución natural de las hormonas.
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Los sofocos llegan a presentarse a diario, algunas mujeres los experimentan por más de siete años. Aunque se les asocia con el cambio de niveles hormonales, las y los especialistas aún no tienen claro qué es exactamente lo que los detona.
Algunas investigaciones proponen que la disminución del estrógeno desbalance al hipotálamo (conocido también como el termostato corporal) lo que lo hace “más sensible a los cambios leves de la temperatura”.
“Cuando el hipotálamo piensa que tu cuerpo está demasiado caliente, comienza una cadena de eventos, un sofoco, para enfriarte”, explica Mayo Clinic.
Al ya de por sí incómodo proceso se suman otros factores como la genética o el clima, por ejemplo, algunas investigaciones han encontrado que las mujeres afroamericanas e hispanas pueden llegar a padecer el malestar durante más años, comparado con las mujeres blancas y asiáticas.
Además, una aplicación reciente señala que los bochornos y la sudoración nocturna llegan a empeorar cuando se juntan con las altas temperaturas.
El dato¿Cuándo se presentan?
Los bochornos llegan con la menopausia, misma que, en promedio, ocurre entre los 40 y 50 años de edad. Aunque es poco común, algunos tipos de bochorno son provocados por enfermedades subyacentes.
¿Qué hacer para evitar que los bochornos afecten más en temporada de calor?
Diversos especialistas llegan a recomendar medicamentos para reducir la incomodidad, sin embargo, previo a ello, algunos institutos como el del envejecimiento en Estados Unidos, sugieren intentar cambios en la rutina diaria.
Por ejemplo, utilizar ropa ligera y contar con un ventilador portátil puede ser de ayuda. Los baños con agua fría y bebidas refrescantes también son buenas opciones.
Además, existen algunos alimentos y productos desencadenantes que se pueden evitar, como el picante, la cafeína, bebidas calientes, el tabaco o el alcohol, según explica el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra.
Dado que los climas cálidos pueden ser un detonante, es preferible buscar lugares con aire acondicionado o bien ventilados. Otras medidas adicionales para reducir los episodios son el ejercicio y la meditación, aunque los estudios al respecto son limitados, los disponibles señalan que pueden ayudar a aliviar los síntomas o bien, hacerlos menos molestos.
Cuando estas medidas son insuficientes para aliviar la oleada de calor, se puede recurrir a fármacos, siempre y cuando estos hayan sido recetados por un especialista que decidirá si es necesaria una terapia de reemplazo hormonal o medicamentos sin hormonas que pueden ayudar a reducir la frecuencia o intensidad del síntoma.
De acuerdo con Cleveland Clinic, algunos de ellos son: venlafaxina, desvenlafaxina, fluoxetina, paroxetina, escitalopram, citalopram, gabapentina, oxibutinina. Los tratamientos hormonales como el del estrógeno pueden ser sumamente eficaces para aliviar las molestias del sofoco, sin embargo, su consumo conlleva riesgos, como detalla Mayo Clinic.
LHM
