La actriz mexicana Dolores Heredia fue homenajeada por el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) al recibir el Mayahuel de Plata por su amplia y exitosa trayectoria.
La nacida en La Paz, Baja California Sur encarna la resiliencia del arte en nuestro país: navega entre el cine de autor, el blockbuster y la gestión cultural sin perder su esencia.
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Su trayectoria —arraigada en lo local y proyectada a lo global— es un mapa para las nuevas generaciones: prueba que la autenticidad y el compromiso colectivo son el alma de la creación.
"No aspiro a ser recordada; me ocupa vivir bien"
Dolores se sintió arropada más que nunca en el FICG, pues previo a la presentación de su libro tradicional por ser la galardonada con el Mayahuel de Plata, participó en una charla entrañable junto a otras gigantes del cine: La productora Bertha Navarro y las actrices Arcelia Ramírez y Ofelia Medina, todas acreedoras al Mayahuel en otras ediciones del festival.
"El cine es mi lugar amado, mi desierto o mi bosque. No aspiro a ser recordada; me ocupa vivir bien", señaló la actriz.
La reconocida actriz, en una plática sincera, junto al autor de su libro, Roberto Fiesco, habló de su arte y de su infancia costeña, marcada por el sol y el mar, donde incubó una sensibilidad que más tarde la definiría. A los 20 años, migró a la Ciudad de México para estudiar teatro y ser actriz para siempre.
“Al llegar a Ciudad de México dije me voy a comer este monstruo. Lo malo lo supero rápido, soy exasperantemente optimista”, rememoró.
Su debut cinematográfico en “Pueblo de madera” en el año 1990 abrió una filmografía que hoy supera las 50 películas y 30 años de carrera.
"En la vida o en el arte, quiero ser una curandera", señaló convencida. Las frases de Dolores resuenan en el ambiente casi como sus actuaciones.
Gran carrera basada en la versatilidad
Su versatilidad le permitió transitar entre el drama social a la comedia ácida. Dos roles la consagraron como emblema del nuevo cine mexicano: Lucero en “Dos crímenes” de Roberto Sneider, conel que consiguió la Nominación al Ariel, máximo galardón del cine mexicano.
Y la Esperanza, de “Santitos”, dirigida por Alejandro Springall y protagonizada por Dolores Heredia. Que le dio el premio a Mejor Actriz en los festivales de Amiens (Francia) y Cartagena (Colombia), además de otra nominación al Ariel.
Heredia trascendió la actuación para impulsar políticas culturales, fue presidenta de la Academia Mexicana de Cine de 2015 a 1017 y promovió la profesionalización del gremio y la equidad de género.
Terminó contando que ser una “mujer rulfiana” la llevó a ser contemplada en la cinta de “Pedro Páramo”, de Rodrigo Prieto, algo que la llena de orgullo sabe que los reconocimientos se dan por trayectoria, por legado, por esas, ella dice sentirse a la mitad del camino y no piensa despedirse por lo menos en 20 años más.
OV