• J. M. W. Turner, 250 años después

  • Guía de forasteros

Autorretrato de Turner. (Galería Nacional de Londres)

Como pocos en su tiempo, este pintor advirtió la lucha entre la conciencia solitaria y la naturaleza gregaria del ser humano.

Joseph Mallord William Turner (1775-1851) fue un precoz pintor de academia que no se dejó apabullar por ese entorno muchas veces paralizante. Atento a lo que había aprendido de Canaletto y Piranesi, en sus cursos y talleres de perspectiva insistía en copiar a los clásicos, en aprender la disciplina del oficio y adquirir imaginación visual.

Estas normas, que hoy parecen lugares comunes, las ejerció él con particular intuición, tanto así que fue el primer paisajista en pintar sobre la dualidad onda–partícula, adelantándose a los escarceos impresionistas. Podría decirse que, de alguna manera, esta naturaleza paradójica de la luz, que Albert Einstein dio a conocer al mundo en 1905, es un reflejo de la lucha entre la conciencia solitaria y la naturaleza gregaria del ser humano ante tales descubrimientos, lo cual Turner avisoró como pocos. Ejemplos son Tormenta de nieve–Barco de vapor (1842) y Lluvia, vapor y velocidad (c. 1845).

Influido por Canaletto y Piranesi, así como por las escenografías teatrales de su momento y lo que podía saberse de la antigüedad clásica, sin olvidar su fascinación por las máquinas modernas, Turner se convirtió en un mago de la técnica que llevó su imaginación desbordada hacia todos los rincones del lienzo. El crítico de arte, J. F. Yvars, asegura que no existen géneros menores. Lo demuestra el conjunto de sus acuarelas, las cuales alcanzan dimensiones físicas propias de los cuadros al óleo y desafían la retina tanto del creador como del público. Se dice que Turner derramaba pintura húmeda sobre el papel hasta saturarlo; después lo raspaba, revolvía y mezclaba pigmentos de tal manera que, como por encanto, surgía un paisaje maravilloso, onírico.

Su obra es premonitoria, anuncia la manera como la sociedad recibió las primeras noticias difusas de la teoría atómica, salpicada de momentos dramáticos y espectaculares que culminaron con la epopeya de la familia Curie. Si los impresionistas se convirtieron en unos maestros manipuladores del color y sirvieron de catalizadores a una sociedad que deseaba tomar partido, encarar a su oponente y hacerle sentir su más profundo desprecio a su tradicionalismo, fue debido a la exploración llevada a cabo antes por Turner.

Bell Rock Lighthouse. (Google Art Project)
Bell Rock Lighthouse. (Google Art Project)

Vale la pena recordar que el mundo, no solo Europa, comenzó a transformarse como nunca a partir de 1770. El nacimiento del concepto de ciudadanía, las técnicas de sembrar, de vivir, de desplazarse, de comerciar cambiaron con inventos impensables poco tiempo antes, esto es, la invención de novedosas técnicas para conseguir desconocidas aleaciones de los metales que, entre otras, impulsó la revolución del transporte, cosa que obsesionó a Turner. La sensación de que el tiempo ha venido acelerándose desde entonces es un hecho que ha afectado el arte hasta nuestros días. Y todo comenzó con la manera de ver propuesta por él.

A la reacción ferozmente oscurantista de William Blake y Benjamin Robert Haydon no se unieron Turner y el poeta alemán Goethe, también románticos. Estos últimos siguieron estudiando y, en cierta forma, jugando con las nociones abstractas, las invenciones tecnológicas y los experimentos científicos.

Sin aparente vínculo con Turner, sobre todo por sus estilos pictóricos y temáticas dispares, no obstante Léon Bonnat le debe algo en su cuadro Job (óleo sobre lienzo, 1880, 161 X 129 cm), pues la expresión corporal estoica, el rostro de aceptación, el fondo clasicista, son elementos que se tocan con la obra del paisajista inglés que ahora es recordado por el aniversario 250 de su nacimiento.

La paleta de colores de Bonnat, sobria, se diría neutra, es antitética de Turner; a pesar de ello la iluminación tenue provoca un ambiente un tanto depresivo, aunque no por ello menos reflexivo que los paisajes difusos de este último. El detalle y precisión que alcanza Bonnat es equivalente, pero no igual a la impresionante meticulosidad de Turner. El mayor logro del oriundo de Bayona, Francia, consiste en haber introducido en la pintura religiosa el gusto naturalista por presentar cuerpos viejos desnudos, sin tapujos, como sucede en la obra mencionada. El anciano Job ha extraviado las preciosas horas del sueño restaurador, así que, paciente, implora al Creador que lo lleve ya a su seno.

Clara muestra de gusto por el naturalismo es la manera como hace que la luz bañe el cuerpo fláccido del profeta de los gentiles. Los escritores Théophile Gautier y Émile Zola fueron entusiastas de su obra y lo apoyaron en términos económicos. Sus primeras obras, plagadas de asuntos religiosos, están claramente influidas por la pintura hispana del XVII que conoció durante su estancia en el país ibérico. En El buen samaritano (1887) combinó la mirada tenebrista con un realismo de carácter casi fotográfico. Lo mismo hizo antes en Cristo en la Cruz (1874) y después en El martirio de San Dionisio (1886).

Pero la parte de su producción que mayor éxito y beneficios le reportó fueron los retratos, en especial de los personajes importantes de la Tercera República, la mayoría de los cuales posaron para él. Su tratamiento realista del retrato le facilitó el favor del público. Al igual que Turner, Bonnat también ejerció como maestro, práctica en la que demostró una capacidad tan afinada como en la ejecución de sus retratos. Contó entre sus alumnos a Toulouse–Lautrec y Georges Braque. Junto con Carolus–Duran, es considerado el principal representante del retrato naturalista de sociedad.

AQ

Google news logo
Síguenos en
Carlos Chimal
  • Carlos Chimal
  • Becario del Consejo Británico en la Universidad de Cambridge, del Fondo por el Año de Shakespeare y del Hawthornden International Retreat for Writers. Es autor, entre otras novelas, de Escaramuza y El mercurio volante. Pertenece al SNCA.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados. <br> Más notas en: <a class='nd-disclaimer-base__ft-link' href='/cultura/laberinto' target='_blank' rel='nofollow'>/cultura/laberinto</a>
Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.
Más notas en: /cultura/laberinto