La guerra comercial global impulsada por Estados Unidos frenará el crecimiento en casi dos tercios de las economías en desarrollo este año, según los pronósticos del Banco Mundial, que advirtió que la globalización que impulsó un “milagro económico” en muchos países dio un giro de 180 grados.
Los países emergentes y en desarrollo experimentarán un crecimiento de 3.8 por ciento este año, frente al 4.2 por ciento de 2024, de acuerdo con las últimas perspectivas económicas del organismo, lo que sitúa el ritmo de expansión más de un punto porcentual por debajo de la tasa promedio de la década de 2010.
El crecimiento del ingreso per cápita en los países en desarrollo será de 2.9 por ciento este año, también más de un punto porcentual por debajo del promedio entre 2000 y 2019. Según los pronósticos, el crecimiento global general será el más lento desde 2008, excluyendo las recesiones de 2009 y 2020.
El informe subraya el daño causado por el ataque que encabeza Trump al comercio global para los países que se clasifican entre los mayores beneficiarios de una mayor integración global en las últimas décadas. Se prevé que el crecimiento del comercio mundial de bienes y servicios se desacelere en 2025 hasta 1.8 por ciento, en comparación con el 3.4 por ciento anterior, predijo el banco.
El PIB per cápita en los países en desarrollo casi se cuadriplicó en el último medio siglo, sacando a más de mil millones de personas de la pobreza extrema. Sin embargo, esa transformación está en peligro, ya que estas naciones están “en la primera línea de un conflicto comercial global”, señaló.
“Fuera de Asia, el mundo en desarrollo se está convirtiendo en una zona sin desarrollo”, advirtió Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial.
“El crecimiento en las economías en desarrollo se desaceleró durante tres décadas, del 6 por ciento anual en la década de 2000 a 5 en la de 2010 y a menos de 4 en la de 2020”, añadió.
Agravando las presiones, se encuentra la reducción a la mitad de las entradas de inversión extranjera directa en los países emergentes y en desarrollo, en comparación con el pico de 2008. El banco advirtió que predominan los “riesgos a la baja” para las perspectivas, entre ellos una mayor escalada de las barreras comerciales, la persistente incertidumbre política y el aumento de las tensiones geopolíticas.
El banco ahora considera que el PIB per cápita de los países de altos ingresos se mantendrá en el nivel previsto antes de la pandemia, mientras que la situación de los países en desarrollo será 6 por ciento peor. Sin contar a China, “estas economías pueden tardar alrededor de dos décadas en recuperar las pérdidas económicas de la década de 2020”.
“Se necesita cooperación global para restablecer un entorno comercial mundial más estable y transparente y elevar el apoyo a los países vulnerables que enfrentan conflictos, la carga de la deuda y el cambio climático”, añadió.
El mes pasado, el banco central de México, un mercado emergente muy vinculado a las condiciones económicas de Estados Unidos, recortó drásticamente los pronósticos de crecimiento para este año a casi cero.
El Banco de la Reserva de Sudáfrica también advirtió que el crecimiento esperado de 1.2 por ciento este año para el país más industrializado de África está en riesgo, ya que la “combinación de mayores barreras comerciales, junto con una mayor incertidumbre, debilitará la economía mundial”.
Gita Gopinath, la primera directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), declaró al Financial Times el mes pasado que las economías emergentes se enfrentan a un desafío político aún más difícil que durante la crisis del covid-19 hace cinco años, al tener en cuenta el impacto impredecible de los aranceles en sus economías y el riesgo de flujos de capital adversos.
A pesar de las advertencias, los inversionistas están cosechando un repunte en los mercados emergentes más grandes este año en respuesta al debilitamiento del dólar estadunidense y a las apuestas sobre la derogación de los aranceles más fuertes de Trump.
El real brasileño subió 11 por ciento en lo que va de año frente al dólar, más que el franco suizo o el euro, mientras que el peso mexicano y el dólar taiwanés subieron casi 10 por ciento.
Los bonos y acciones en moneda local de los mercados emergentes también registraron un repunte de 10 por ciento en lo que va de 2025, solo por detrás de las acciones europeas como los activos con mejor rendimiento a escala global.
Si bien muchos inversionistas apostaron a principios de año a que las economías emergentes asiáticas, en particular, se verían gravemente afectadas por los aranceles estadunidenses a sus exportaciones, sus monedas se han revalorizado.
Los ahorradores y aseguradores de estos países invirtieron masivamente en acciones y bonos estadunidenses en los últimos años, pero ahora le dan la espalda a los activos en dólares.
“Esta dinámica explica la apreciación de las monedas asiáticas, sensibles al comercio, a pesar del inminente impacto en el crecimiento”, dijeron los analistas de JP Morgan el martes.
A pesar del sombrío panorama mundial, muchas economías en desarrollo también consolidaron fundamentos sólidos después de años de saneamiento financiero desde la caída del precio del petróleo en 2015 y otras crisis, dijo Alaa Bushehri, director de deuda de mercados emergentes de BNP Paribas Asset Management.
“Estamos considerando aproximadamente una década de mejora en la tracción de los fundamentos en diferentes mercados emergentes, basándonos en el cumplimiento de los objetivos de inflación, los objetivos de crecimiento y otras métricas”, incluyendo un mejor manejo de la deuda, añadió Bushehri.