Las mujeres jóvenes empiezan a superar a sus pares masculinos en educación y empleo en las economías desarrolladas de Europa y Norteamérica. Los datos muestran que las mujeres de poco más de 20 años tienen más probabilidades de tener estudios universitarios y trabajar que los hombres de la misma edad.
Sin embargo, este grupo de menores de 30 años todavía no se topa con uno de los obstáculos profesionales más importantes: tener un bebé.
“Llega la maternidad y, de repente, surgen estas brechas (de género)”, dice Susan Harkness, profesora de política social en la Universidad de Bristol en el Reino Unido, investigadora sobre la familia y el mercado laboral. “Incluso cuando las mujeres ganan más que sus parejas antes de tener su primer hijo, esto se revierte con bastante rapidez en los primeros cinco años”.
La persistente “penalización de la maternidad” refleja una serie de factores económicos y culturales. Si bien el número de madres amas de casa está disminuyendo, las mujeres siguen siendo mucho más propensas a que sus ingresos se estanquen al compaginar sus compromisos laborales con la familia y evitar cambios laborales que podrían impulsar su carrera.
En general, “la mujer es la que acepta el trabajo flexible, maneja los días de ausencia por enfermedad y recoge a los niños de la escuela a las 3 de la tarde”, dice Henrik Kleven, profesor de Economía y Asuntos Públicos de la Universidad de Princeton, en (EU). “Todo esto dificulta un poco los ascensos”, añade.

Las presiones financieras, desde los altos costos del cuidado infantil hasta las políticas fiscales, también incentivan a las parejas a dar prioridad a la carrera de uno de los padres sobre la del otro.
Hasta una década después del nacimiento del primer hijo, las madres tienen menos probabilidades de estar empleadas que los padres en casi 85 por ciento de las 134 economías incluidas en un estudio de 2024 coescrito por Kleven. En más de la mitad de los países, incluyendo EU, Reino Unido y Alemania, las mujeres tienen 20 por ciento menos de probabilidades de trabajar una década después del nacimiento de su primer hijo.
él dice“La mujer es la que acepta el trabajo flexible,
Maneja los días de ausencia por enfermedad y recoge a los niños de la escuela a las 3 de la tarde”.
Sin embargo, la investigación de Kleven también sugiere que el aumento de madres trabajadoras transforman las expectativas de sus hijos sobre la combinación de la paternidad y el empleo. De hecho, existe un efecto indirecto en las expectativas de sus compañeros de estudios sobre el empleo de las madres.
Sin embargo, las encuestas tanto en EU como en el Reino Unido muestran que persisten las normas de género, ya que las mujeres siguen asumiendo una mayor responsabilidad del cuidado de los niños y las tareas domésticas que los hombres, a pesar de asumir también más responsabilidad en el lugar de trabajo.

Harkness dice que la buena noticia es que “la cultura no es estática”, mientras que los cambios en las políticas, como la reducción de los costos del cuidado infantil, pueden marcar la diferencia. Y añade: “Una cosa que las empresas podrían hacer es prestar más atención a quién ascienden, ya que los padres que permanecen en la misma empresa suelen ascender, pero las mujeres no”.
El último informe anual Women in the Workplace (Mujeres en el Lugar de Trabajo) de la consultora McKinsey muestra que la representación en el nivel directivo corporativo mejoró en la última década. Sin embargo, también destaca una disminución en los programas de mentoría y patrocinio, que pueden ayudar a cerrar la brecha de ascensos entre madres y padres.
En este contexto, se produjo un fuerte aumento en el número de empresas que ofrecen apoyo a la fertilidad para futuros padres. La consultora laboral Mercer informa que 70 por ciento de las empresas estadunidenses con más de 20 mil empleados y casi la mitad de las que tienen más de 500 empleados ofrecen ahora cobertura de seguro médico para la fertilización in vitro (FIV) como beneficio para sus empleados, el doble que hace cinco años.
Empresas en todo el mundo consideran cada vez más el apoyo a la fertilidad como una inversión, dice Tammy Sun, fundadora de Carrot, una empresa de prestaciones reproductivas. “Las mujeres están formando sus familias más tarde que las generaciones anteriores y consideran cada vez más las prestaciones de fertilidad como parte estándar de la remuneración laboral”, señala.

En Reino Unido, los últimos datos de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología, el organismo regulador, muestran que el uso de la congelación y el almacenamiento de óvulos se multiplicó por diez, y el almacenamiento de embriones por 16, entre 2012 y 2022. Los datos de EU muestran que la congelación de óvulos y embriones se multiplicaron por siete durante la década hasta 2022.
Sun añade que las conversaciones sobre fertilidad y paternidad son notablemente más abiertas que hace una década. Y eso también incluye a los hombres: “A las mujeres les conviene que el debate también incluya a los hombres, y creo que eso ocurre ahora”.
GSC