A Cecilia, Jorge Alberto,
Ana Karina, Grilsel,
Juvenal y Edith
Este próximo 13 de octubre del 2018, se cumplirán 63 años del fallecimiento de Manuel Ávila Camacho (1955); teziuteco-poblano, general de división y presidente de México durante el periodo 1940-1946. Ante su tumba, tres años después de muerto, en 1958, el que fuera su secretario de Educación Pública (1943-1946); Jaime Torres Bodet, defeño, escritor, funcionario, poeta, embajador y director de la UNESCO pronunció las exequias del acto fúnebre en el tercer aniversario. Este es un fragmento de ello:
“Hay en todos los pueblos del mundo seres que, con la vida, se disminuyen. Otros, en cambio, incluso después de muertos, crecen frente a nosotros, conforme avanza el otoño sobre sus tumbas. A estos últimos pertenece el que ahora venimos a celebrar”. “Dos de sus más encendidas aspiraciones -la seguridad del trabajador y la educación general de los mexicanos- cobraron forma en el curso de su gobierno, gracias a la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, y la Campaña Nacional contra el Analfabetismo (…)Los promotores de la Campaña Nacional contra el Analfabetismo habían tomado las medidas aconsejables, para editar a 10 millones de ejemplares, las cartillas públicas de instrucción. Esas cartillas tenían que llegar a plazo fijo y en lapso breve a todos los municipios del país. Los más diversos medios de comunicación fueron previstos y aprovechados”.
“(…)Para vencer las dificultades, don Manuel decidió que el ejército, empleando sus materiales de enlace como “jeeps”, motocicletas y carros motorizados, interviniese en el transporte de las cartillas y acelerase así su distribución. Por la satisfacción con que dio esa orden, sentí muy bien como se completaban, en su carácter y en su temperamento, el amor de las armas y de las letras, las virtudes del militar y las del civil. El Presidente Bueno, Caballero, seguía siendo, en la madurez, lo que supo ser el soldado en su mocedad: ciudadano armado, hombre para quien la patria es una e indivisible, porque los diferentes oficios y profesiones no constituyen sino diferentes maneras de realizarla y de obedecerla, de servirla y de respetarla (…)” (Audirac, L., “Teziutlán Apuntes Geográficos-Históricos” México, 1959).
He aquí algunos de los rasgos biográficos del que signó mi diploma predilecto y que, junto con José Vasconcelos, fueron y son los mejores ministros encargados de la educación pública en la historia contemporánea de nuestro país (del teziuteco ex presidente de México, Manuel Ávila Camacho, hablaremos en nuestra próxima colaboración)
Jaime Torres Bodet: “Fue uno de los principales animadores del grupo formado en torno a la revista Contemporáneos (1928-1931), cuya particular síntesis de tradición y vanguardia resultaría de gran trascendencia en el devenir literario y cultural del país”. “Nacido en Ciudad de México el 17 de abril de 1902, la vida de Jaime Torres Bodet es el paradigma de una estirpe de literatos mexicanos que distribuyeron sus intereses personales, su inteligencia y su laboriosidad entre la creación literaria y las funciones políticas o diplomáticas(…)en 1921, fue nombrado secretario personal de su rector que, por aquel entonces, era el escritor José Vasconcelos.
Inició una sucesión de cargos que prosiguió, en 1922, con su nombramiento como jefe del Departamento de Bibliotecas de la Secretaría de Educación Pública, puesto que ocupó hasta 1924, para convertirse luego, de 1925 a 1928, en profesor de literatura sa en la Facultad de Altos Estudios. En 1929 ingresó, por oposición, en el Servicio Exterior, ocupando el cargo de secretario en la Legación mexicana en Madrid y en París. En 1934 regresó a América como encargado de negocios en Buenos Aires y, al año siguiente, cruzó de nuevo el Atlántico convertido ya en primer secretario de la embajada de México en Francia.
Tras un período mexicano, durante el cual ocupó, en 1936 y 1937, la jefatura del Departamento Diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pasó a ser encargado de negocios en Bélgica (1938) y, de nuevo en México, secretario de Educación Pública entre 1943 y 1946, puesto desde el que promovió la Campaña Nacional contra el Analfabetismo (1944-1946), estableció el Comité Federal del Programa de Construcción de Escuelas (1945) y fundó el Instituto Nacional de Capacitación del Magisterio(…)En 1948, su carrera diplomática encontró un refrendo internacional cuando fue elegido para el cargo de director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO), puesto que había de ocupar hasta 1952.
De nuevo como secretario de Educación Pública, Torres Bodet dirigió, a partir de 1959 y hasta 1964, el Plan de Once Años para la Extensión y el Mejoramiento de la Enseñanza Primaria, y puso en marcha el sistema de libros de texto gratuitos, creando, además, los primeros treinta centros de Capacitación para Trabajo Industrial, que supusieron un importante impulso para la formación profesional en México”.
“(…)Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, de El Colegio Nacional, del Instituto de Francia (cuya Academia de Bellas Artes presidió en 1966 y 1967) y de la Academia del Mundo Latino, fue investido doctor honoris causa por las universidades de Albuquerque, Burdeos, Bruselas, La Habana, Lima, Lyon, Mérida, México, París, Sinaloa y del Sur de California, recibiendo en 1966 el Premio Nacional de las Letras” (Biografías y Vidas. LA ENCICLOPEDIA BIOGRÁFICA EN LINEA).