El 8 de septiembre de 1931, los músicos José Rosales y Norberto González se reunieron para grabar el que sería, según la información disponible, el primer narcocorrido en México.
Una investigación de Juan Carlos Ramírez-Pimienta, profesor de la Universidad Estatal de San Diego en California, Estados Unidos, señala que la primera composición de este tipo llevó por nombre El Pablote. ¿De qué trata la canción y quién era el personaje al que se refería la letra? En MILENIO te compartimos los detalles.
Pablo González, el primer narcotraficante que tuvo un corrido en México
En diciembre de 2016, la Revista de pensamiento, crítica y estudios literarios latinoamericanos publicó un artículo de Ramírez-Pimienta que retoma la historia de Pablo González, conocido con el apodo de El rey de la morfina, un importante narcotraficante de Ciudad Juárez durante la década de 1920.
El investigador especifica que Pablo González era un criminal de alto nivel, pero no llegó a consolidarse como el jefe máximo en la frontera de Chihuahua con Texas. Ese puesto le correspondía a Enrique Fernández Puerta, conocido en aquella época como El Al Capone de Ciudad Juárez.

Guillermo Valdés Castellanos expone en su libro Historia del narcotráfico en México que Enrique Fernández Puerta era "un contrabandista de alcohol y falsificador de dólares". A diferencia de él —que en vida se presentaba como un filántropo— Pablo González era recordado como un personaje más bien violento y prepotente. "Personificaba el brazo armado de la estructura criminal", explica Ramírez-Pimienta.
Aunque el seudónimo que se le atribuía a Pablo González lo ligaba directamente al trasiego de estupefacientes, se presume que también estuvo involucrado en delitos de menor impacto como el robo de autos y la compra de objetos robados.
La información compartida por el investigador señala que Pablo González estaba casado con Ignacia Jasso, alias La Nacha, una mujer presuntamente originaria de Durango. Ambos trabajaban directamente con Antonio, el hermano de Enrique Fernández encargado del tráfico de drogas.
Reportes periodísticos citados por Ramírez-Pimienta precisan que Pablo González y La Nacha fueron sentenciados a seis años de prisión en 1926 por cargos de narcotráfico. Sin embargo, para 1928 El rey de la morfina ya estaba nuevamente en las calles.

Durante los siguientes dos años, González tuvo múltiples encuentros con la justicia, pero sus influencias y el dinero que tenía a su alcance le permitieron evadir la prisión.
Informes de la prensa de El Paso, Texas, citados por el investigador apuntan que el 31 de enero de 1929 Pablo González asesinó a tiros al policía Teodoro Álvarez en un restaurante de nombre La Norteña. El Pablote fue arrestado esa misma madrugada y declarado culpable del homicidio tres meses después.
El veredicto del juez no fue suficiente para mantener a este sujeto tras las rejas, ya que su defensa ganó una apelación en la Corte Superior de Chihuahua "y su cliente estaba libre con una fianza de cinco mil pesos".
El narcocorrido de Pablo González y su muerte
El Pablote es un narcocorrido que se grabó para el sello Vocalion, perteneciente en aquella época a la Brunswick Radio Corporation. Su letra es una crónica de los hechos ocurridos la madrugada del 11 de octubre de 1930, cuando Pablo González se encontró cara a cara con la muerte.
En YouTube es posible encontrar la versión original de una de las dos partes que componen al narcocorrido, a través del canal de The Arhoolie Foundation's Strachwitz Frontera Collection, un repositorio que alberga esta y muchas otras composiciones como parte de su archivo.
Agarrándose la cara,
El Pablote cayó herido.
La bala cuarenta y cinco
el pecho le atravesó
y casi instantáneamente
muerto en el suelo cayó.
La pieza musical relata que El Pablote ingresó al salón El Popular a las tres de la mañana acompañado de un hombre identificado como El Veracruz. Al llegar al establecimiento, González insultó a Feliciano Robles, un policía especial que tenía a su cargo la seguridad del lugar.
Qué horrible estás, tecolote [policía]
dijo El Pablote, por cierto.
Si así vivo estás tan feo,
más feo te verás muerto.
Robles, que era el policía
que fue ahí comisionado
no contestó a los insultos
por temor a ser golpeado.
Inicialmente, el uniformado optó por no reaccionar a los insultos. Sin embargo, las agresiones verbales continuaron y, cuando El Pablote pretendía atacar con su arma al policía, éste se defendió.
Ya viendo Robles aquello,
ya viéndola de perdida,
saca la cuarenta y cinco
en defensa de su vida.
Sacan los dos las pistolas
y se oyen nuevos disparos.
Los dos balazos de Robles
en un pilar retacharon.
En la década de 1950 se popularizó otro corrido con el mismo título, interpretado por Francisco El Charro Avitia. En esta composición se menciona que "no había quién se le parara" al Rey de la morfina. "Yo creo gozaba de fuero, porque hacía lo que él quería", señala el tema.
La canción de Avitia también narra el altercado en el que cayó abatido Pablo González, aunque señala como fecha el 9 de octubre de un año no especificado.
El especial que ahí estaba,
como era un hombre de acción,
al ver que estaba borracho
casi ni puso atención.
Pero Pablo le tiró,
Robles al verse agredido
también le empezó a tirar
cayendo El Pablote herido.
Le hizo el segundo disparo,
el corazón le partió,
se acabaron las hazañas
El Pablote ahí murió.
BM.