El debut de Lucía Sócam (Sevilla, 1986) en México era para cantar a las poetas, a las mujeres de la Generación del 27, pero también para rendir homenaje a sus filósofas y a sus pintoras, muchas de las cuales pasaron o se quedaron en México; Remedios Varo, por ejemplo, a quien visitó en su tumba del panteón Jardín antes de su recital en la sala Carlos Chávez o en las tumbas de sus pinturas: los museos.
“Cuando se acercaba el 90 aniversario de la Generación del 27 descubrí en mí misma una ignorancia. Nadie me había mostrado esa generación, o me la habían mostrado vagamente. No me quise conformar y me puse a investigar y descubrí unas obras maravillosas.
“Después, para poder hacer esa parte de misiones pedagógicas, como las que hacían ellos en los años de la guerra civil en España antes de exiliarse, y llevar a todos los rincones esa cultura que la parte oficial no lleva o no puede llevar. Esa es mi función en este mundo, mi vida: difundir una parte de la cultura que la oficialidad no lleva, para que todos puedan disfrutarla”, comenta la cantautora.
Por su voz, sus canciones y su guitarra han hablado Rosa Chacel, María Zambrano, Ernestina de Champourcin, Maruja Mallo, Margarita Manso, Josefina de la Torre, Concha Méndez Cuesta, Zenobia Camprubi y Margarita Gil. También Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado o Federico García Lorca.
Su acento sevillano se presta a contar anécdotas sobre ellas, no sin cierto humor. Cuenta cómo una joven prodigio como Margarita Gil (1908-32) estaba enamorada del autor de Platero y yo, pero, de familia y educación conservadora, sabía que no tenía esperanza con el marido de Zenobia Camprubi.
Se suicidó.
A ella, Benjamín Prado le escribió “Margarita Gil en la isla”; y a este poema del madrileño la sevillana le puso la música para cantarla y recordar ese amor de la poeta, escultora e ilustradora, reflejado en su diario donde le escribió al futuro Nobel de Literatura 1956: “En la muerte ya nada me separa de ti...”.
También bromea sobre cómo García Lorca, no obstante ser homosexual, tenía cierta fijación con las Margaritas, como la actriz Margarita Xirgu y la poeta Margarita Manso, a quien le dedicó su romance “Muerto de amor”, al que Lucía pone toda la luz de Andalucía con voz y cuerdas para cerrar su recital.
Con grabaciones como Otero, donde recordó en 2016 el centenario del poeta Blas de Otero (1916-1979), o su más reciente producción, Yo voy soñando caminos, de cara a la conmemoración del 150 aniversario del natalicio de su paisano, Antonio Machado (1875-1939), el 26 de julio próximo, Lucía Sócam también hace una década se embarcó en la recuperación de la memoria histórica de las mujeres.
De ahí nació A las mujeres del 27, el homenaje que trajo a México, segunda patria de forzada de poetas como Ernestina de Champourcin o Concha Méndez, organizado por la Dirección de Música de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM en el contexto de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, y que parte del disco homónimo que incluye 11 temas inspirados en estas intelectuales invisibilizadas.
La cantautora se emociona en entrevista exclusiva con Laberinto cuando refiere que Rosa Chacel, de quien nunca le hablaron en las escuelas, fue una poeta de primer nivel que ayudó a desalojar las obras del Museo del Prado en un Madrid sitiado y bombardeado a diario por los fascistas. O de Concha Méndez Cuesta, a quien considera una de las mayores poetas del 27, que no se quiso quedar en el rol de ama de casa y se culturizó, y cuya obra continuó en el exilio en México, igual que las de Ernestina de Champourcin y su esposo Juan José Domenchina, cuya traducción de las Elegías del Duino, de Rainer María Rilke, retradujo Juan Rulfo. O de la niña prodigio de Las Palmas de Gran Canaria, Josefina de la Torre, de la que nadie le contó, que desde muy pequeña escribía e ilustraba cuentos y poesía, y cantaba.
“Es una maravilla de muchísimas mujeres de las que no nos contaron a tiempo. Es una obligación de los que nos dedicamos a la cultura el poderlas difundir de una forma sana, didáctica, a todos los que, como yo, no tuvieron la oportunidad de conocerlas en la época en que nos perteneció. Aunque sea un poco tarde, pues acercarlas para que todo aquel que las quiera disfrutar, pues se vaya a buscar un libro y siga aprendiendo de ellas. Yo, desde mi humilde posición de cantautora, ofrezco algunos de sus poemas a través de canciones intentando picar ese gusanillo, haciendo un poquito de anfitriona para acercarle la poesía y la literatura al que no las conozca para que, cuando se vaya del concierto, tenga la necesidad de buscar libros de ellas”, dice la artista, galardonada en España por su lucha por la memoria histórica.
¿Por qué nace en usted esta colaboración con poetas y estos homenajes a poetas?
Yo que me he dedicado a través de la música a recuperar la memoria histórica de mí país, España, y de mi tierra, Andalucía, quise hacer esa recuperación de memoria con sus poetas, ya que nuestros grandes intelectuales, narradores y poetas nos dejaron una joya escrita. Qué manera más bonita que ponerle música a sus poemas y difundirla. Me parece una doble herramienta bonita: una, para difundir su obra, que se conozca y se lea; y otra, para ayudarnos a recuperar y compartir nuestra memoria.
Jesucristo Riquelme, especialista en Miguel Hernández, me dijo alguna vez que gracias a las canciones de Joan Manuel Serrat se popularizó la obra de Miguel Hernández y la de Machado. ¿Considera que usted está contribuyendo a difundir también las obras de otros y otras poetas?
Yo soy un poquito heredera de esa época (de Serrat). Soy más joven, nací en el 86, pero desde pequeña en mi casa se escuchaba canción de autor, canción latinoamericana y, por supuesto, a Serrat. Mi primer o con Antonio Machado, con Miguel Hernández, fueron sus versos cantados por Joan Manuel Serrat. Me siento heredera de esa cultura popular muy de base y que me parece preciosa. Es verdad que hay gente que no se puede acercar a los libros, no les resultan interesantes a priori, pero músicos y cantautores tenemos una herramienta maravillosa de que a todo el mundo le gusta: la música.
¿Qué persona puede decir que no le gusta la música? Nadie. Y en esos tres o cuatro minutitos que dura una canción tenemos que lanzar nuestro mensaje o discurso, y que manera más bonita que sea un poema de Hernández o Machado o esto que traje a la Carlos Chávez, A las mujeres del 27, un grupo de intelectuales que hemos conocido demasiado tarde, pero que tienen maravillas en verso y en prosa, que me parecen dignas de conocer. Intento acercarle a la gente esa cultura a través de mis canciones.

¿Cómo conecta usted esto con México?
Siendo española, dedicándome a recuperar nuestra memoria histórica y queriendo rescatar a través de mis canciones a los grandes poetas que tuvimos en el último siglo en España; siendo México un país que les abrió los brazos, las puertas y que acogió a miles y miles de republicanos que huían del fascismo que había en mi país, que quería asesinarlos por pensar distintos, por querer ser libres, y siendo México el país que más compañeros, que más vecinos míos acogió, me parecía un vínculo maravilloso continuar con ese legado escrito que nos dejaron en España y que, desgraciadamente, no pudieron seguir ejerciendo por la represión del franquismo. Ellos continuaron con otra vida, ellas continuaron con otro rol en México, pero eso contribuyó a que hicieran otro tipo de poesía, que seguía haciendo grande nuestra cultura: la española, porque eran españolas, y a la mexicana, porque aquí hicieron vida. Muchos no pudieron regresar, encontraron la muerte aquí en México. Era obligación para mí, que me llamo cantautora, que me dedico a la cultura de base, rendir homenaje a esos intelectuales.
Muchísimos poetas se exiliaron en México: Luis Cernuda, Pedro Garfias, Manuel Altolaguirre, marido de Concha Méndez, León Felipe...
Cernuda, Juan Rejano, Altolaguirre, Emilio Prados son poetas que vienen de mi tierra, son andaluces. Somos del sur de España y ahí tenemos una cultura propia por el hecho de ser de Andalucía, somos un pueblo de acogida, somos el paso del estrecho de Gibraltar que nos une a África. Y quizás siendo esa puerta de Europa y ese sur del sur, eso nos hace tener una forma de ser distinta, pero que nos une muchísimo. iro, sin haberlo conocido a Luis Cernuda, es como si hubiera sido de mi familia, igual que al poeta Juan Rejano, aunque sea cordobés y yo sevillana como Cernuda, tenemos mucho en común. Y la literatura del exilio que nos dejaron una vez que ya vinieron a México, y no solamente ellos, también Concha Méndez Cuesta, Ernestina de Champourcin, tantísimas compañeras y tantísimos compañeros que encontraron refugio aquí en México y que siguieron con su vida y su literatura. Es la generación más brillante que tuvimos en España y también en el exilio en México en el siglo pasado.
¿Quiénes son esas poetas a quienes usted canta? ¿Cómo las encuentra?
Estudié en el instituto a los poetas de la Generación del 27, en una antología maravillosa que por alguna razón se omitió en ella a las mujeres de la Generación del 27. Entonces, cuando se acercaba el 90 aniversario del grupo, en 2017, me pareció bien buscar quiénes eran estas otras compañeras, que yo apenas conocía, de las que había oído hablar vagamente. Me da pena mi ignorancia, pero desgraciadamente no las conocía. Me puse a investigar y descubrí una maravilla. Que una gran parte de esta Generación del 27 no nos la mostraron, la hemos tenido que descubrir demasiado tarde.
Está una María Teresa León Goyri, una militante, que escribió puras maravillas, como las biografías El gran amor de Gustavo Adolfo Becquer (1946), Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes (1960), la autobiografía Memoria de la melancolía (1970) o la novela Contra viento y marea (1941). Una mujer con una fortaleza y una actualidad maravillosa, que le tocó vivir su vida a la sombra de su compañero, Rafael Alberti, a él sí que lo conocemos, es raro que haya un pueblo en Andalucía que no tenga una calle Rafael Alberti. Más difícil es encontrar una calle María Teresa León.
El 26 de julio es el 150 aniversario de Machado. ¿Qué ha preparado sobre él?
Sobre Antonio Machado recién grabé un disco nuevo llamado “Yo voy soñando caminos”, donde he musicalizado versos del poeta sevillano, paisano mío, pues yo también soy de Sevilla. En este álbum hago un recorrido por la vida de Machado, sobre todo centrándome en el último Machado, el que tuvo que salir de Madrid hacia Collioure (Francia), hacia el exilio, donde encontró la muerte junto a su mamá. Machado tiene una maravilla de obra, todas sus obras, en prosa y en poesía. Es un poeta bastante conocido en España, rara es la persona a la que tú le preguntes si conoce Antonio Machado y te diga que no, casi todo el mundo la conoce porque además se estudia en la escuela, desde pequeñito.
Lo más difícil es encontrar a gente que lea a Machado. Y ese es el objetivo que yo me he puesto, vale que tú conozcas al personaje, pero el personaje no puede estar descontextualizado sin su obra, es la función que nos han dejado ellos para todo el futuro. Mi objetivo es ese: cantarle sus versos y hacerle atractivo para que la gente pueda leer a Machado y pueda disfrutar de su obra.
En dos años es el centenario de la Generación del 27. ¿Planea algo más a lo hecho?
Para el centenario de la Generación del 27 voy a hacer una ampliación de la investigación que ya hice en el 90 aniversario. Voy a incluir a otras compañeras que se quedaron fuera del disco básicamente por un tema de tiempo, de minutaje. Voy a seguir difundiendo la obra de otras compañeras y también de otros compañeros, por supuesto. Entre ellas, una gran escritora Luisa Carnés (1905-64), quien vivió aquí en México, en la Condesa, con su esposo Juan Rejano, otro gran poeta al que se conoce también muy poco en España, y murió aquí. Carnés nos dejó una preciosidad de obras escritas, como Tea Rooms, esa investigación sobre las mujeres obreras de principios del siglo pasado, con una visión feminista ya en la década de los 20 que rara vez vemos, hoy en día incluso, una vanguardista y pionera. Ahora la podré incluir con una canción que le estoy componiendo en relación con su obra.
¿Se enfocará sólo en escritoras?
No, también en pintoras de la Generación del 27, que se quedaron fuera de la otra investigación. Por supuesto está Ángeles Santos Torroella (1911-2013), que pintó con 18 años su cuadro estrella, Un mundo, surrealista, maravilloso. Maruja Mallo (1902-1995), un poquito más conocida, pero la incluiré para que más gente se acerque a su obra. O Remedios Varo (1908-1963), a quien aquí en México conocéis muchísimo y la tenéis expuesta en varios museos. Afortunadamente para vosotros, porque en España no la conocemos, quizás ahora está sonando su nombre, pero poca gente conoce su obra.
En fin, me gustaría hacer no un borrador de lo que hice antes, sino un añadido, para que la gente las siga conociendo. A los grandes intelectuales no hay que idolatrarlos por el nombre que tienen, porque no tiene una repercusión histórica, sino porque hayamos entendido su obra, la hayamos estudiado o, como decimos mucho allá en Andalucía, hayamos mamado esa obra, la hayamos interiorizado, metido dentro de la piel y sentirla desde dentro; y una vez que la hayas hecho tuya, darla a conocerla a todos.
Creo que fue León Felipe quien describió a Machado como “el poeta más sucio con el alma más limpia”, cuando murió éste en la indigencia en Collioure. ¿Por qué ponerle música?
A mí es una poesía que me encanta, que me recuerda una y otra vez a mis raíces. Nosotros, la gente del sur, tenemos un arraigo, a nuestra tierra. Machado, aunque vivió pocos años en Sevilla, se fue muy pequeño a Madrid y después vivió en Segovia, Soria, Jaén, siempre en su poesía recurre a su paisaje y a lo que se guardó en la retina de su infancia. Y siempre me recuerda a la mía. Es una poesía que me encanta por la calidad literaria que tiene, por supuesto, pero después también me gusta muchísimo precisamente por ese arraigo que tiene a su paisaje, a su gente, a sus recuerdos de su infancia que me parece muy importante en un poeta, pero en cualquier persona también. Antonio Machado debería ser el poeta de cabecera de mucha gente a pesar de haber estado toda la vida buscando, buscando el amor, buscando su amistad, buscándose a él incluso. Una persona muy compleja para la época en la que le tocó vivir. Machado decía que: “En España, de cada diez cabezas nueve embisten y una piensa”.
Estos poetas eran republicanos, antifascistas. ¿Qué pasa ahora con ellos cuando hay otra vez un ascenso de la ultraderecha y el fascismo abierto en España? ¿Cómo los leen los jóvenes?
Efectivamente, es así. Y se ve con tristeza, pero sobre todo con miedo. Hay gente muy joven con muy poca formación, tanto de cultura general como de formación política, que va abanderándose de este neoliberalismo, de este neofascismo que va en auge por las calles de nuestras ciudades. Da mucho miedo porque esa ignorancia de la que ellos presumen, además, es con la que nos cuesta tanto combatir nosotros, los demócratas. Creemos en una defensa de los derechos humanos universales; en mi caso en particular, y de mis compañeros, lo hacemos a través de la cultura, intentando hacer a la gente menos ignorante y, por tanto, más libre. Ellos no tienen ni siquiera respeto ni tienen intención alguna en formarse. No existe ese pensamiento crítico en estas nuevas generaciones que vienen, ni siquiera mucha gente de mi propia generación. Es como que la gente vive muy feliz en su ignorancia sin cuestionarse las cosas. No tienen ningún problema en coger una bandera nazi o hacer el saludo fascista, aunque no sepan lo que significa ni lo que lleva detrás. Además, nadie les dice hoy: “Eso no se hace”.
AQ