La República y el Estado (con mayúsculas) se encuentran en una fase de cambios. Sin duda, estamos en medio de una metamorfosis de nuestro sistema sociopolítico mexicano; de lo que no tenemos mucha certeza es del desenlace. Por ello, desde el silencio que hacía el polvo de la mañana del 2 de junio escribí las siguientes apuestas por la democracia.
1. Apuesta por el voto electrónico. Impulsar el voto con urnas electrónicas y adentrarnos al mundo del voto por internet mejoraría la experiencia ciudadana, democratizaría a la sociedad, aumentaría la participación ciudadana, daría mayor certeza en el resultado, despresurizaría el trabajo de las instituciones electorales en los conteos y cómputos y tendría un impacto ambiental significativo.
2. Apuesta por pregoneros de la democracia (Merino dixit). Apostemos por programas de educación cívica obligatorios en primaria, secundaria, preparatoria y universidad (porque las niñas, niños y adolescentes son el sujeto político más importante del país) para reconocer la división de Poderes, los principios democráticos y la importancia de las elecciones; además de impulsar diversas formas de participación que propicien un gobierno, un Congreso y un modelo de justicia abiertos y que rindan cuentas (para ello requerimos buenas leyes de transparencia), así como crear un programa que pregone en los espacios públicos los beneficios de la democracia para cuidarla.
3. Apuesta por el voto como contrapeso. La división de Poderes es una condición natural e indispensable de la democracia; el voto y las elecciones son una herramienta que la perfecciona y la moldea; por ejemplo, el voto diferenciado o el voto de castigo son fenómenos que abonan. Apostemos por revalorizar el voto, esa obligación constitucional que tenemos y que no todos utilizamos.
4. Apuesta por reducir la desigualdad del algoritmo. La elección del Poder Judicial es solo un ejemplo de un fenómeno global y complejo: no todos consumimos la misma información a pesar de que todos podamos acceder a las mismas fuentes. Hay una desigualdad silenciosa del algoritmo que provoca muchos fenómenos de los que solo destaco dos: la lejanía de la realidad que provoca la autorreferencia y el aumento de la desinformación que nos lleva a la posverdad. Así, no hay otro camino, de momento, debemos apostarlo todo por la democracia.