Las elecciones del pasado domingo en Durango, además de Veracruz para la elección de alcaldías son un parteaguas para que la dirigencia encabezada por Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, presidenta y secretario de organización de MORENA se preparen con acuciosidad para el 2027. Los depredadores de la democracia atacaron sin disimulo, convirtiendo la jornada en una elección de estado.
Las prácticas antidemocráticas en varios municipios de Durango -principalmente en Lerdo, Mapimí, Mezquital, Nazas, Cuencamé y Durango capital-son las viejas mañas del PRI de siempre, ahora perfeccionadas con su aliado el PAN. El mapachismo, robo y embarazo de urnas, levantados y ahora con un sofisticado sistema de control para votantes con un código QR para la compra de votos, por mencionar alguna, fueron la constante.
Sin embargo, el contexto es singular. Los actores que operaron abiertamente y tras bambalinas son viejos conocidos de la política donde sus genes partidistas les afloran. La moral para ellos -en palabras del ex gobernador priista Gonzalo N. Santos-, es un árbol que da moras o si no, vale “pa pura chingada” expresaba más o menos el cacique priista.
No me imagino a Rubén Moreira y Alito Moreno acordando cómo operar en todos los municipios de Durango, donde en Gómez Palacio se toparon con pared. El actual gobernador de Durango, Esteban Villegas fue parte de un engendro de alianza. En el 2016 como priista perdió contra el PAN, y en 2021, ya como panista y priista conquistó la gubernatura. Se unió el agua y el aceite con tal de chingar a MORENA. Así de impresentables y cómplices pues la moral es un árbol que da moras.
Sobre Rubén Moreira y Alito Moreno me pregunto: ¿Qué nos podemos esperar?
Un ex gobernador-ejemplo titánico de nepotismo -que heredó la gubernatura de su hermano Humberto y que ambos dejaron una deuda impagable con cargo al presupuesto de Coahuila con la anuencia del ex presidente fugitivo Enrique Peña Nieto no tiene madre.
¿Y sobre Alito Moreno? Ya sé…dirían los jóvenes. Dejó la gubernatura de Campeche para irse al PRI nacional. Sigue enfrentado con las pocas huestes que aún quedan en el tricolor y que buscan la alternancia y pluralidad. Maneja al PRI a su antojo. Añora los viejos tiempos del PRI cuando el tricolor fue el gran partido de Estado.
La gran lección para MORENA es saber que el dinosaurio aún patalea. No se perdió nada, se ganó mucho y principalmente el segundo municipio más importante del estado, Gómez Palacio con Betzabé Martínez como candidata. A pesar del lodazal y trampas hay una ciudadanía que resiste, que se informa y que vota con dignidad.
La advertencia está sobre la mesa: El PRIAN hará todo por regresar y si MORENA busca mantener la racha de aceptación y triunfos para la transformación de la vida política nacional, debe dejar de confiarse, profesionalizar su estructura territorial y blindar sus procesos. Porque del otro lado, los que ya se robaron municipios y el país entero, están dispuestos a repetir sus prácticas con peores mañas. La lección para MORENA es pedagógica y buena. Hasta psicoanalítica: Se repara o, se repite.