El día llegó. Después de meses de incertidumbre el presidente de Estados Unidos anunció el pasado 2 de abril el paquete arancelario que pretende aplicar a más de 180 países. El llamado “Día de la Liberación”, bautizado así por el republicano, inauguró en Estados Unidos y el mundo el inicio de una nueva era en el comercio internacional cuyas consecuencias e impactos aún desconocemos. Aunque quizá, con los precedentes que tenemos y conociendo el perfil de Trump, hay algunas pistas de cuáles podrían ser los posibles escenarios en esta turbulenta era de cambios políticos y económicos.
Para los más fatalistas, esta serie de cambios estructurales recuerdan mucho a lo sucedido previo a la Gran Depresión, cuando Estados Unidos, bajo la Ley de Aranceles Smoot-Hawley, impuso impuestos a las importaciones que terminaron detonando la primera gran crisis económica global. Sin embargo, la imposición de aranceles no detonó esa crisis, la agravó sin duda, pero en ese gran descalabro económico intervinieron otros factores como la excesiva especulación, expansión descontrolada del crédito y debilidad estructural en sectores clave de la economía.
Además, el contexto económico actual es muy distinto al de 1930, por lo que estás comparaciones deberían hacerse con mayor cautela, sobre todo para evitar la especulación de escenarios catastróficos que aún no sabemos si ocurrirán.
La mayor parte de la cobertura en medios ha sido bastante negativa y alarmista, y aunque existen razones para preocuparse, dado que todos los cambios traen consigo miedo y desasosiego, me parece que poco ayuda alimentar el pánico colectivo.
Que Donald Trump logre concretar sus pretensiones de regresar a un sistema económico similar al de finales del siglo XIX es algo poco probable. Al menos por ahora. Y su otro deseo, el de que las compañías estadounidenses que salieron del país en los 90 regresen, también está por verse. La estrategia de imponer aranceles y sentar así las bases de una negociación que se traduzca en la mayor cantidad de beneficios para EUA, será la liga que el presidente estirará hasta que crea que ha logrado su objetivo o que puede venderle a su base que así ha sido.
En el ínterin, es probable que exista contracción en la economía global y posibles recesiones en las economías de EUA, México, Canadá y muchas otras más. Y aquí está la clave para medir si la estrategia de presión del presidente da resultados o no. Porque si la inflación no logra controlarse y si los estadounidenses no ven mejoras en su bolsillo el republicano tendrá que recular. Los meses que vienen serán cruciales para ver quiénes si están dispuestos a negociar con Trump, tanto dentro como fuera de Estados Unidos y quiénes le seguirán los pasos en su guerra comercial.
En lo que toca a nuestro país, aunque logró salvarse de los aranceles recíprocos, es cierto que casi 50 % de nuestras exportaciones a EUA tendrán que pagar algún tipo de gravamen cuyo porcentaje aún no está claro y que nuestra presidenta tendrá que negociar.
En lo que toca al mundo, la estrategia de Donald Trump está trastocando el orden de las alianzas que se establecieron hace más de 70 años y ha provocado que potencias enemigas como China, Japón y Corea del Sur establezcan un frente común para combatir los aranceles. En el terreno europeo, la golpeada UE tendrá que hacer malabares para poder sacar adelante su economía y seguir recibiendo apoyo de EUA para la OTAN.
Así las cosas. Habrá que acostumbrarse a que en los próximos años, por lo pronto, la relación comercial con el principal mercado del mundo se hará en estos términos y que las alianzas y estructuras comerciales que parecían sólidas e inamovibles, ya no lo son. Imposible saber hasta qué punto la nueva dirección que está tomando la Casa Blanca modificará al comercio internacional como lo conocíamos, lo único cierto es que el paradigma cambió y eso debería incentivar a México y otras economías del mundo a diversificar opciones de comercio que no las orillen a dependencias riesgosas, que a la larga les compliquen el margen de maniobra para sortear crisis como la actual.
