El complejo mundo de nuestras emociones

  • Para Reflexionar
  • El complejo mundo de nuestras emociones
  • Luis Rey Delgado García

Uno de los asuntos que más quebraderos de cabeza traen son los que tienen que ver con las emociones. 

Quizá porque estamos educados en una forma muy simplista de experimentar nuestras emociones y afectos.

Desde pequeños nos acostumbramos a sentimientos positivos (como el cariño, la amistad, el amor, etc.) y a sentimientos negativos (como los celos, odio, resentimiento, etc.). 

Además nos acostumbramos a relacionar sentimientos con «objetos» concretos: 

A papá y mamá, cariño; a la sopa, odio; a mi compañero de clase, amistad... 

Es decir, que a cada «objeto» de nuestro entorno le corresponde un determinado sentimiento, emoción o afecto.

Pero la realidad siempre nos acaba metiendo en líos porque las cosas no funcionan de forma simple. 

Como en tantos otros asuntos relacionados con nuestros procesos psicológicos y de nuestra interioridad, las cosas están en constante proceso y dinamismo, evolucionan siguiendo un complejo proceso que no suele ser compatible con esquemas fijos e ideas preconcebidas.

Desde el punto de vista del desarrollo humano una persona flexible y con alternativas de comportamiento es más saludable que las personas rígidas con comportamientos “casi siempre los mismos” ante circunstancias diversas. 

Pasar de la rigidez a la flexibilidad, tanto en comportamientos como en actitudes y pensamientos, parece ser la señal de las personas que “funcionan” mejor, son adaptables y se comportan de manera más adecuada...

«No ofende quien quiere sino quien puede» Los dichos populares encierran la sabiduría que da la experiencia, porque la fuerza de una ofensa radica en la «unión emotiva» entre el ofensor y el ofendido. 

Las mayores heridas provendrán, seguramente, de nuestros seres más queridos. “quien bien te quiere te hará sufrir”

Se puede querer mucho a una persona y al mismo tiempo estar muy enfadada con esa persona. 

Nuestros sentimientos son complejos, interactúan, evolucionan, pueden ser controlados, alentados, reprimidos, sublimados... 

Pretender que funcionan siempre de la misma manera es una ingenuidad. 

Cuando la cosa se complica habrá que buscar ayuda, a veces la mirada ajena aporta una perspectiva esclarecedora.

Para vivir sentimientos de manera estructurada y dinámica primero habrá que reconocerlos, no ocultarlos, traerlos a la conciencia con sus matices; y, posteriormente, expresarlos. 

Obviamente la expresión de sentimientos tiene formas muy variadas y diferentes entre sí, jamás son formas rígidas e iguales para todos, cada quien “aprende” a expresarlos como va pudiendo. 

Pero el verdadero problema con las emociones es cuando no se expresan, (generalmente porque no se reconocen) pero continúan su ciclo de proceso en el interior de las personas, gastando la energía y entorpeciendo las relaciones con los “Objetos” de nuestro entorno, especialmente nuestros seres más queridos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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