Sensibilidad social

  • Para Reflexionar
  • Sensibilidad social
  • Luis Rey Delgado García

Existen múltiples contrastes en nuestras sociedades que en ocasiones se vuelven extremosos, junto con el desempleo y el incremento de la pobreza que han sido disparadores de conflictos y revoluciones, en México tenemos como marco de referencia la Revolución Mexicana, que sucedió hace más de un siglo. 

Sin embargo seguimos observando el contraste de los pocos que tienen mucho y de los muchos que tienen poco.

Han azotado huracanes a buena parte del país y que todavía hay lugares donde necesitan con urgencia alimentos, medicinas, vivienda, reconstrucción de carreteras, puentes y caminos… ha sido impresionante cómo han respondido instituciones de beneficencia, de ayuda y servicio social, así como de particulares, de numerosas empresas y del gobierno.

Se ha desarrollado, el voluntariado de ayuda al prójimo. 

Pero, sin duda, hace falta un mayor interés de los que más tienen por el bien común de los que viven en pobreza extrema; de ocuparse por generar más empleos; de ser más solidarios ante las problemáticas sociales con mayor trasfondo.

Hace falta una mayor coordinación entre gobierno, legisladores y empresarios para trabajar juntos en la misma dirección. 

Pasan los sexenios, cambian los partidos en el poder, pero persisten las mismas dificultades: aprobación de leyes que desalientan el crecimiento de la empresa, falta de vivienda, no hay impulso a la industria, a la agricultura... y el complejo tema de la corrupción.

Obviamente hace falta una mayor sensibilidad social y económica. Se debe de fomentar a través de la educación y en los centros de enseñanza sembrar valores sociales, 

Pero también, en la clase dirigente y económicamente bien posicionada, fomentar el interés genuino por las necesidades de los demás esforzándose por salir del círculo del egoísmo personal en esta sociedad del consumo y de búsqueda afanosa solo de lo placentero. 

Quizá muchos nos quedemos tranquilos porque dimos un buen donativo a determinada institución y consideramos que ya con eso hicimos bastante.

El dinero, como los bienes de consumo en sí mismos, ni son buenos ni malos, son un medio. 

A través de los medios económicos, a largo de la historia, se han realizado bienes para la humanidad como, tantas fundaciones o instituciones filantrópicas, de ayuda social y asistencial que persisten trabajando eficientemente hasta nuestros días y cubriendo necesidades reales a las que el Estado no puede llegar. 

El trasfondo de este desequilibrio es la avaricia desmedida y la falta de ética.

Sin duda, se requiere una nueva cultura de solidaridad en actitudes y acciones concretas dirigidas en apoyar a los más débiles; no se trata de dar y regalar, sino de impulsar al micro empresario; atender las necesidades sociales y económicas de corto y largo plazo que refuerce un clima de unidad, armonía y paz social. 

Ése es el gran desafío y, afortunadamente, las generaciones jóvenes, están proponiendo e impulsando este cambio.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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