Estados Unidos ha iniciado de nuevo una guerra nuclear aplicada a la energía. México continuará con su “guarache” energético y estos estarán creando su zapato brogue, debido a que del total de la demanda, la energía nuclear solo cubre entre 3 a 4 por ciento, donde los reactores que operan actualmente tienen permiso hasta 2050, y donde el mix eléctrico no contempla en el futuro un incremento de esta fuente energía, de tipo fisión o fusión, con tecnología de reactores modulares pequeños o convencionales.
La electricidad producida con gas natural será una parte esencial para la transición hacia energías limpias a medio plazo, como las eólica y solar. Posteriormente se espera que estas fuentes desaparezcan y para 2080 predomine la energía nuclear controlada. Habrá regulaciones públicas y mundiales sobre la seguridad, tecnologías confiables y formas de operar al cambiar de la fisión a la fusión nuclear.
El 23 de mayo el presidente Trump emitió cuatro órdenes ejecutivas, la base del desarrollo nuclear, donde el objetivo es que Estados Unidos sea el eje de la nueva estructura energética del largo plazo para tener el control y llegar a ser el primer país con soberanía eléctrica.
Las órdenes fueron cuatro:
- Revitalización de la base industrial nuclear. Estados Unidos fue pionero en la tecnología de energía nuclear, pero ahora enfrenta una competencia global basada en el dominio de la inteligencia artificial y la independencia energética de cada país. Mientras que otros países desarrollados lograron adicionar capacidad nuclear significativa en solo 10 años, Estados Unidos tardó casi 40 años en hacer lo mismo. Además la infraestructura del ciclo del combustible nuclear en el país se ha deteriorado considerablemente, generando una gran dependencia de fuentes extranjeras de uranio, así como de servicios de enriquecimiento y conversión de este. Por ello Estados Unidos aumentará la disponibilidad y producción de combustible, asegurará las cadenas de suministro nuclear civil, mejorará la eficiencia en la concesión de licencias para reactores nucleares avanzados y preparará a la fuerza laboral para establecer un dominio energético, acelerando su camino hacia un futuro energético más seguro e independiente.
- Pruebas de reactores nucleares. Estados Unidos ha sido pionero en el desarrollo de la energía nuclear civil; sin embargo, en las décadas recientes el despliegue comercial de nuevas tecnologías nucleares se ha desacelerado de manera significativa en esta nación. La energía nuclear será un componente crucial para la reactivación económica industrial. Décadas de investigación e ingeniería han producido en este país prototipos de tecnologías nucleares avanzadas que han incorporado mecanismos de seguridad pasiva, han mejorado la arquitectura física de los diseños de reactores y han aumentado la flexibilidad y el rendimiento operativo de los mismos. Debido a esto se anticipa un mayor apoyo económico por parte del gobierno para el desarrollo de la energía nuclear. Entre los reactores avanzados en los que se ha invertido en investigaciones se encuentran los microrreactores, los reactores modulares pequeños y los reactores de generación IV y generación III+.
- Reforma de la Comisión Reguladora Nuclear. Junto con la producción nacional de combustibles fósiles, la energía nuclear tiene el potencial de liberar a Estados Unidos de la dependencia de rivales geopolíticos. Este tipo de energía no solo puede impulsar las industrias manufactureras tradicionales, sino también aquellas vanguardistas que requieren gran consumo energético, como la inteligencia artificial y la computación cuántica. Por este motivo, Estados Unidos se centrará en la generación de energía despachable, incluida la energía nuclear, en lugar de la energía intermitente. Se reformarán los reglamentos y operaciones básicas para agilizar los permisos de construcción y la puesta en marcha de nuevos reactores nucleares modernos. De esta manera, la nación buscará un dominio duradero en el mercado mundial de la energía nuclear y tener independencia energética.
- La implementación de tecnologías avanzadas de reactores nucleares es fundamental para la seguridad nacional. Estados Unidos enfrenta un imperativo crítico para asegurar el suministro de energía resiliente, segura y confiable en instalaciones de defensa, infraestructura informática avanzada, capacidades de inteligencia artificial y otros recursos esenciales en instalaciones militares, de seguridad y laboratorios nacionales. Estas instalaciones requieren fuentes de energía fiables y de alta densidad que no se interrumpan por amenazas externas o fallas en la red. La vulnerabilidad energética de estas instalaciones representa un riesgo estratégico que debe abordarse. Los reactores nucleares avanzados, como los de generación III+, los modulares pequeños, los microrreactores y los estacionarios y móviles, tienen el potencial de proporcionar energía resiliente, segura y fiable. El gobierno federal de los Estados Unidos utilizará toda su autoridad para acelerar el desarrollo, demostración, despliegue y exportación seguros y responsables de tecnologías nucleares avanzadas diseñadas para reforzar la preparación y mejorar la superioridad tecnológica estadounidense.
La tecnología que recibirá un respaldo significativo serán los reactores modulares pequeños (SMR), los cuales poseen una capacidad de potencia de hasta 300 MW(e) por unidad. Muchos de estos reactores pueden ensamblarse en fábrica y trasladarse al sitio de instalación, lo que los hace ideales para mercados como aplicaciones industriales o regiones remotas con infraestructura de red limitada.
La energía nuclear, en comparación con los combustibles fósiles, tiene una huella de carbono de 12 grCO₂/kWh, mientras que el carbón genera 820 grCO₂/kWh y el gas natural 490 grCO₂/kWh. La energía solar produce entre 40 y 50 grCO₂/kWh, y la eólica tiene un rango de entre 10 a 12 grCO₂/kWh. Además, las centrales de carbón y gas natural pueden operar entre 50 y 60 por ciento de su capacidad, mientras que las centrales nucleares suelen alcanzar 90 por ciento o más, lo que convierte a la energía nuclear en una de las fuentes de electricidad más fiables del mundo.
Ante estas realidades técnicas, Estados Unidos ha comprendido que el futuro energético y la electrificación de todas las actividades dependen de una fuente de energía que sea infinita, fácil de construir, con menor huella de carbono y con una mayor eficiencia operativa de las plantas que generen la electricidad necesaria.
Actualmente, EU consume cerca de 400 a 500 mil megavatios por hora. De esta cantidad, entre 22 y 25 por ciento se cubre con energía nuclear. Se espera que para 2050 la contribución de la energía nuclear sea superior a 40 por ciento. Además se prevé que para 2080 la fusión nuclear aporte entre 10 y 30 por ciento de la energía total consumida.
México continuará utilizando combustibles fósiles y energías intermitentes. Para que estas últimas sean aprovechadas se necesitan sistemas de almacenamiento de electricidad adecuados, una red de transmisión confiable y una de distribución moderna que no se sature durante las horas de mayor demanda.
La energía nuclear es una alternativa que los países desarrollados han adoptado y utilizan los recursos necesarios para su implementación. México comprende su uso, pero enfrenta desafíos para obtener los recursos necesarios que le permitan evitar crisis energéticas relacionadas con la generación de electricidad en el futuro.