¿El futbol es una tómbola?

Pep Guardiola es tal vez el mejor director técnico de todo el planeta futbolístico. Heredero de una tradición indiscutiblemente barcelonesa –ahí sigue brillando, a estas alturas todavía, la estrella de Johan Cruyff— y partidario ejemplar del dominio del balón, en oposición a los cofrades del burdo balonazo (con todo y que el contragolpe sea un arma de altos vuelos), el hombre no sólo fabrica magia en las canchas sino que logra resultados.

Llegó, sin embargo, el momento en que se acabó la chispa del Barça que regentaba. Y, por lo que parece, su deslumbrante carrera con el Manchester City también está llegando a su fin. Ya no lucha por el título de la Premier y acaba de ser eliminado con demoledora contundencia en los playoffs de la Champions League. Tuvo enfrente al Madrid, es cierto, pero un equipo que llegó a ser tan avasallador no hubiera debido jugarse su suerte en un repechaje sino clasificar directamente a la competición, así sea que los merengues tampoco hayan entrado por la puerta grande al supremo torneo futbolístico, con perdón de los Mundiales.

Fue muy claro Guardiola al explicar el declive del club: nada es para siempre, las cosas no pueden durar eternamente. Y sí, está hablando de una realidad tan incontestable como evidente, así sea que este escribidor haya proclamado, en su momento, que la excepción a esa regla universal sería, justamente, un Real Madrid que se mantiene constantemente en las alturas y al cual nadie puede disputarle sus supremacía en la referida Champions.

En la resaca (‘cruda’, decimos aquí, en la lengua mexicana que parlamos) de tan dolorosa derrota, Guardiola anuncia cambios. O sea, que se va a deshacer de varios de sus galácticos (el término es madridista pero aquí lo utilizo, por mis pistolas, sin pagar derechos de autor), entre ellos el belga Kevin de Bruyne, Jack Grealish y Mateo Kovacic.

Necesitará tiempo, el catalán, para reconstruir al Manchester City, si es que la directiva le da el correspondiente voto de confianza, pero lo interesante del tema, como siempre, es que ningún equipo se puede mantener eternamente en la cima. El mismísimo Bayern de Múnich tuvo que atravesar el desierto ante de volver a dominar en la Bundesliga.

Podemos preguntarnos, entonces, luego de un aterrizaje forzoso en los terrenos de doña Liga MX, si seguirá la hegemonía del altanero América. El León, de pronto, llama a la puerta. Tiene con qué y ha sido uno de los grandes protagonistas del balompié azteca. El asunto es que, comenzada la tal Liguilla, los de Coapa se engallan y terminan por abrirse paso ante unos equipos a los que se les aflojan las piernas en esa etapa final.

Guardiola, allá, tiene que volver a levantar la casa. Aquí, André Jardine no vislumbra todavía, ni de lejos, el fin de su aventura americanista.

Mis Chivitas, por cierto, ganaron ayer.


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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