Monterrey, la ciudad de Estados Unidos Mexicanos con la afición futbolera más ferviente, devota, fiel, constante, apegada e inseparable, se quedó fuera de la gran fiesta del balompié nacional.
Primero fue Rayados, uno de los dos supremos equipos regiomontanos, el que cayó en el campo de batalla al igualar al Toluca en el marcador y no poder traspasar los cuartos de final por encontrarse abajo en la clasificación general. Pues sí, haber quedado en el séptimo lugar, por debajo de clubes con presupuestos mucho más magros como Necaxa y León, te pasa una muy pesada factura.
Tigres, el rival directísimo de los Albiazules, lo hizo algo mejor –cuarto puesto, con el mismo número de puntos que el insondable Cruz Azul, pero sucumbió estrepitosamente ante el Toluca –tres señores goles en contra y ningún tanto en las redes de los choriceros, en el partido de vuelta— y no habrá logrado, en este torneo Clausura, arrebatarle al América la gloria terrenal del cuarto título que se vislumbra en su horizonte.
Los ocasionales lectores de Deporte al Portador habrán advertido, en su momento, que el escribidor que tan trabajosamente garrapatea la columna es tibio seguidor Chiva y, por ello mismo, que los de Coapa se le atraviesan en el esófago, como declaró, justamente, en el artículo de la pasada semana.
Pero, miren, así de odiosillo como le resulta el América, se ve llevado a reconocer que el equipo está jugando muy, muy bien. Las Águilas se encuentran, en estos momentos, un escalón arriba de todos los demás, con perdón del Toluca y de lo lógico que sería que el mejor conjunto de la tabla general se coronara campeón.
En lo que toca al antedicho Cruz Azul, jugó un partido verdaderamente miserable en la vuelta de la semifinal: los jugadores cementeros no se molestaron siquiera en marcar a los atacantes rivales y exhibieron una escandalosa pasividad, así sea que hayan resucitado parcialmente en la parte complementaria. Si hubiera justicia todo el tiempo en el futbol (o sea, a veces sí son justos los resultados y en otras ocasiones son desmedidamente crueles), el América hubiera debido llevar una ventaja de tres goles en el primer tiempo del partido.
En fin, volviendo a los fracasos de Tigres y Rayados, quienes están manteniendo la honra deportiva de tan industriosa y ejemplar ciudad son los Sultanes, sí señor, actuales subcampeones de la Liga Mexicana de Béisbol y, en este momento, el mejor equipo de la Zona Norte. Lo que necesitan los regiomontanos, a lo mejor, es volverse más beisboleros.