Cometen un error quienes sentencian que la única característica de la nueva Suprema Corte será su sumisión a Morena. Omiten preguntarse lo más crítico: a qué Morena.
Morena no es un partido monolítico, sino muchas facciones políticas que negocian entre sí para apoyarse unas a otras. Los nuevos ministros distan de ser un grupo ideológico uniforme. Sus votaciones, si bien serán homogéneas durante la luna de miel electoral de la Suprema Corte, tarde o temprano comenzarán a dividirse.
Vaticino, habrá tres grandes dimensiones:
Primero, la dimensión de compromiso con la justicia social. La nueva Corte tiene un bloque de cuatro ministros con alto compromiso (i.e. Hugo Aguilar, Lenia Batres, Irving Espinosa y Ma. Estela Ríos) y tres perfiles que tienen una visión más pragmática o comprensiva del punto de vista del sector privado (i.e. Yasmín Esquivel, Giovanni Figueroa y Loretta Ortiz).
La incógnita proviene de Arístides Guerrero quien, si bien tiene una buena relación con el círculo cercano a Sheinbaum, no muestra interés por los temas de justicia social. Y Sara Irene Herrerías a quien se le puede asociar más con el ala pragmática.
En debates de alta carga ideológica estimo que la relación con el poder económico será llevada por Esquivel, Ortiz y conforme gane experiencia, también por Figueroa. Las dos ministras hicieron campaña prometiendo ser sensibles con el empresariado y Figueroa, por su perfil y cercanía a Zaldívar, tiene un carácter bastante conciliador.
Segundo, la dimensión técnica. Los abogados tienen el defecto de caer presas de tecnicismos que con frecuencia impiden las discusiones de fondo.
En esta área considero que veremos dos grandes bloques. El ala técnica con personas con experiencia como ministros, magistrados o interés en la forma (i.e. Espinosa, Esquivel, Figueroa y Ortiz) y el flexible que privilegiará el análisis de fondo (i.e. Aguilar, Batres, Guerrero y Ríos). No cuento con suficiente información para clasificar a Herrerías, pero tiene un perfil más político que técnico.
Tercero, la dimensión de grupo político. Sheinbaum es, sin duda, la gran ganadora de la elección y tendrá la lealtad no solo de su bloque de ministros (i.e. Aguilar, Espinosa y Guerrero), sino de los que han sido sistemáticamente leales a Obrador (i.e. Batres, Esquivel, Ortíz y Ríos). Sin embargo, dentro de los ministros también hay un candidato supuestamente cercano a Zaldívar (i.e. Figueroa) y otra al controversial fiscal general, Gertz Manero (i.e. Herrerías).
Por todo lo anterior, la Corte será todo, menos homogénea. Y dado que la Constitución no plantea ratificación o reelección de ministros, los incentivos para la obediencia ideológica de largo plazo son endebles.