En México, pedir protección ya no es una figura legal, sino una cuota que se paga bajo amenaza. La extorsión, un delito que hace años golpeaba sobre todo a grandes empresarios, hoy se ha extendido como una red silenciosa que asfixia a pequeños comerciantes, transportistas, tianguistas y agricultores. No importa si el ingreso es mínimo: lo que vale es la posibilidad de ser explotado.
En la última semana, MILENIO presentó una radiografía sobre este delito que ha logrado posicionarse en los primeros tres de mayor incidencia delictiva. Pero, ¿cuál es el panorama? y ¿qué retos enfrentan las autoridades para hacerle frente?
La evolución de la extorsión
David Saucedo, consultor en seguridad pública y analista político, señaló en entrevista para MILENIO que, a diferencia de otros delitos de alto impacto, la extorsión está afectando de manera muy importante el bolsillo de los segmentos de la población que menos tienen.
Al respecto, refirió que la evolución del delito es perceptible en tres aspectos principales.
1. Incursión del crimen organizado
Saucedo refiere que la extorsión evolucionó de ser cometida por pequeñas bandas delictivas, a ser orquestada por cárteles de drogas.
"Al principio, en realidad eran células conformadas por entre cinco y 10 individuos. Con el tiempo los grupos de crimen organizado absorbieron esta actividad y la incorporaron a su portafolio criminal. Pasó algo similar a lo que actualmente ocurre con el tráfico de personas: antes era una actividad que realizaban pequeñas mafias llamadas "polleros", que llevaban a migrantes de México hacia los Estados Unidos en busca del sueño americano".
Indicó que fue la guerra entre los cárteles de drogas lo que llevó a estas organizaciones a incrementar sus ingresos.
"Ahora se dedican al secuestro, el robo de transporte de carga, robo de vehículos, huachicol. Los grupos criminales, para pagar nómina, para pagar los sobornos a los elementos de seguridad pública estatales y federales, han diversificado sus giros".

2. Las víctimas
Al principio, la extorsión en México tenía como blanco a sectores de mayores ingresos, en particular empresarios y comercios consolidados. Hoy en día, el delito es dirigido también al pequeño comerciante.
"Con el tiempo la extorsión se generalizó y ya no solo eran extorsionados los grandes dueños de restaurantes o los grandes dueños de hoteles, sino también las tortillerías, carnicerías, pollerías; los pequeños negocios unifamiliares que empezaron a pagar el famoso cobro de derecho de piso".
3. El cambio de giroDe la mano con el punto anterior, Saucedo explicó que en años anteriores la extorsión era realizada en contra de los giros negros; es decir, establecimientos comerciales que operan de forma legalmente ambigua, irregular o directamente ilegal: antros, discotecas, bares o cantinas.
"Era en espacios donde se podían comercializar drogas ilícitas. Entonces, los extorsionadores le cobraba a la discoteca, al antro o al bar por la comercialización de narcóticos. Ahora es en contra de negocios legales".
No obstante, el especialista aclaró que la extorsión no se presenta de manera igual en todo el país.
"En la Ciudad de México hace tiempo los pequeños comerciantes pagan derecho de piso, en otros en otros estados apenas comienza. En otros fue al revés. Por ejemplo, en Sinaloa primero empezaron a pagar los pequeños comercios y luego los grandes".

Extorsión en cifras: el primer descenso
El pasado 8 de mayo, la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Marcela Figueroa Franco, dio a conocer los resultados en materia de seguridad al corte del 30 de abril de 2025.
Entre los datos presentados destacó aquel en el que se señala la reducción en los delitos de alto impacto, incluida la extorsión, con -10.4%.
En la presentación, se destacó que en abril de 2024 se registró un promedio de 31.2 casos diarios de extorsión, mientras que en el mismo periodo pero del presente año el promedio fue de 27.97 casos.
Se trató del primer mes, en lo que va del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en el que la extorsión presentó una disminución.
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¿Qué se entiende por delito de alto impacto y por qué se considera a la extorsión así?
En México, los llamados delitos de alto impacto son aquellos que generan un fuerte efecto en la percepción de inseguridad de la ciudadanía, afectan directamente la integridad, la libertad o el patrimonio de las personas y, en muchos casos, tienen consecuencias sociales o económicas amplias.
Entre ellos se incluyen el homicidio doloso, el secuestro, el robo con violencia, el feminicidio y, en los últimos años, la extorsión.
La extorsión se ha consolidado como un delito de alto impacto no sólo por su crecimiento en cifras, sino por el clima de miedo, control y parálisis económica que genera, especialmente en comunidades donde el crimen organizado impone su presencia.
A diferencia de otros delitos patrimoniales, la extorsión implica una amenaza directa y constante contra la vida o la seguridad de una persona o su familia, lo que lleva a muchas víctimas a ceder, pagar y no denunciar.

El compromiso de Sheinbaum frente a la extorsión
El 8 de octubre, una semana después de la toma de posesión de la presidenta de México, se dieron a conocer aspectos clave de la Estrategia Nacional de Seguridad Pública.
Fue Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), quien desde Palacio Nacional aseguró que uno de los tres objetivos principales para la construcción de una paz duradera en el país era la disminución de este delito.
"El primero es la disminución de la incidencia delictiva, principalmente de los homicidios dolosos y delitos de alto impacto, como la extorsión. (...) Vamos a implementar diagnósticos regionales con una prevención focalizada inteligente, donde se contempla un programa de atención a la extorsión y cobro de piso, además del despliegue de unidades especiales que cumplimentarán órdenes de aprehensión en puntos de mayor incidencia", explicó.
Por su parte, la titular del Ejecutivo ha referido en varias ocasiones, durante la conferencia de prensa matutina, que durante su istración se presentará una iniciativa de ley para fortalecer las estrategias contra la extorsión.
El objetivo es que, más allá de la ley, exista un mecanismo adecuado para denunciar este delito y se pueda perseguir de manera correcta.
"Muchas veces una persona que vive una situación de extorsión, por temor, no denuncia. Y nosotros tenemos que dar las facilidades para la denuncia y que después se persiga de oficio, para que no recaiga en la persona que denunció, porque siempre puede estar en riesgo", explicó el pasado 1 de abril.

¿Qué hacer para enfrentar la extorsión?
Acorde con David Saucedo, el marco legal de México actualmente está desfasado. En esa línea, presentar una iniciativa de ley en contra del delito de extorsión sería un primer paso para hacerle frente.
"Cualquier delito se tiene que combatir con una mezcla de recursos humanos, financieros, materiales y legales. Legalmente, en efecto, hace falta una ley que atienda al delito en todas sus variantes. Tampoco tenemos una policía antiextorsión", explicó.
Otra alternativa sería una creación de un centro nacional de combate a la extorsión, tal y como en su momento se creó la Comisión Nacional de Combate al Secuestro (CONASE), apuntó.
"Sí hace falta mucho: hace falta un presupuesto antiextorsión, un fiscal antiextorsión. Por ejemplo, entiendo que gran parte de la extorsión telefónica sigue ocurriendo desde los propios penales. Se tendría que invertir en bloqueadores de señal, que provocan que no haya señal ni llamadas de telefonía".
Frente al avance de la extorsión y la sofisticación de sus métodos, el país sigue sin una estrategia integral ni una estructura institucional dedicada exclusivamente a combatir este delito.
Mientras tanto, miles de víctimas siguen enfrentando solas las amenazas, los pagos y el silencio. La urgencia no está solo en reformar leyes o crear fiscalías especializadas, sino en reconocer que la extorsión ya no es un fenómeno aislado, sino una forma de control social y económico que erosiona comunidades enteras.
RMV.