El Sundance Film Festival nos trae a México una de sus proyecciones independientes más crudas: '2000 Meters to Andriivka', una película fría, dura, pero también honesta sobre lo que el mundo real es capaz de ser.
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¿De qué trata? (sin spoilers fuertes)
'2000 Meters to Andriivka' es una película belga de cine independiente que nos adentra en el corazón de la guerra en Ucrania. Está dirigida por Mstyslav Chernov, ganador del Óscar al Mejor Documental Largo, y también reconocido por su trayectoria como fotoperiodista.
La cinta acompaña a un pelotón ucraniano y a dos periodistas, incluido el propio director, mientras intentan recuperar la aldea de Adriivka.
Para llegar deben cruzar 2000 metros bajo constantes enfrentamientos enemigos. No es ficción, es la guerra, tal cual es.

¿Cuál es la historia real?
Chernov no filma desde la distancia, él vive el conflicto, él documentó el presente, es quien se involucra con los soldados. El documental es crudo. Es real.
No es una historia feliz ni colorida: se mueve en los grises de dos bandos enfrentados. ¿Quién es el bueno? ¿Quién la víctima? ¿Es justificable lo que han hecho ambos lados?
Más allá del debate, esta historia se vive en primera persona. Chernov, cámara en mano, se adentra en el bosque junto a los soldados, en la guerra, en los enfrentamientos. Su narrativa de primera mano convierte la cinta en un testimonio visual desgarrador.
Seguimos al pelotón ucraniano de la 'Tercera Brigada de Asalto'. No están ahí por obligación, sino por elección: decidieron ofrecer su vida por su país, por su libertad, por recuperar lo que les ha sido arrebatado —vidas, lugares, orgullo, dignidad.
La cinta nos lleva a Andriivka, una aldea arrasada al este de Ucrania. Lo que antes era vida, hoy son escombros, cuerpos y heridas abiertas. Es un panteón.
Para llegar, los soldados deben atravesar un bosque minado por tropas rusas. Son solo 2000 metros. Pero en la práctica, se vuelven una pesadilla mortal bajo fuego enemigo constante.

La voz detrás del fuego
Fedya, líder del pelotón, ha enterrado a sus compañeros, ha sido herido y ha sentido la pérdida en carne viva. Aun así, continúa. Dice que lo único que desea es volver a casa, tomar una ducha y dormir, pero la fuerza de proteger a su país es más grande.
Lo que más impacta
Las imágenes son difíciles de ver: cuerpos caídos, madres llorando, padres enterrando a sus hijos, hijos que ya no regresarán.
Una escena permanece grabada: Chernov conversa con un soldado mientras se resguardan del fuego enemigo. Comparten un cigarrillo improvisado.
El soldado dice que no se considera un héroe. Chernov le responde: “Si tú no lo crees, la cámara tampoco lo hará”. Esa frase se queda clavada. Ese soldado murió meses después en combate.
Chernov documenta cada nombre, cada caída, cada despedida de los compañeros. Recapitula la rutina de Fedya: volver a la base, dormir, despertar, pelear y hacer papeleo. Si un soldado no responde el llamado, lo peor se asume: buscar el cuerpo, identificarlo, enterrarlo, nombrarlo héroe.

La reflexión
Este documental no busca el sentimentalismo fácil. Busca abrir los ojos. Recordar una guerra que ya no está en todos los titulares, pero que sigue activa y sigue doliendo para toda una nación.
Nos recuerda que hay personas que, mientras nosotros seguimos con nuestras rutinas, están allá afuera dando su vida por su gente. Personas que pudieron haber tenido otro destino, pero eligieron luchar.
'2000 Meters to Andriivka' no es solo una película de guerra: es un llamado. Es memoria. Es testimonio.
¿La recomendarías?
Sí, si tienes el corazón dispuesto. No es fácil de ver. Pero es necesaria. Si observas con atención, quizá algo cambie dentro de ti. Aunque sea un poco. Para reconsiderar al menos, el mundo que hemos construido.
¿De verdad hemos aprendido algo de las guerras pasadas?
¿De verdad hemos crecido como sociedad?
N.A