Polvaredas ideológicas aparte, para decirlo con Giovanni Sartori, los maestros adheridos a la CNTE respondieron a la condena oficial de sus actos con un comunicado en el que destacan varios puntos, entre ellos uno en el que se asumen como el rostro del pueblo trabajador que sobrevive en la miseria y otro en el que dicen que la violencia que se les reprocha no es otra cosa que “la digna respuesta” al desprecio de un régimen de explotación laboral tecnocrática.
Convencido de que la autoridad ha negociado lento y mal con este piquete de maestros que cada año se sale con la suya, al grado de que dejaron plantada a la Presidenta hace dos semanas, hay que reconocer que ha imperado la prudencia y se les ha consentido todo, desde el plantón del Zócalo hasta los cierres de avenidas, plazas comerciales y el propio Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, además de los daños a un a Gobernación y ahora a la sede sindical magisterial. ¿De veras nadie se da cuenta de que el conflicto está subiendo de tono?
Hay consenso de que la represión no es el camino, entre muchas razones, por lo bien que le vendría a los inconformes un episodio de operación policiaca o algunos “presos políticos” para justificar su permanencia en las calles de la capital, que también ejerce una violencia contra el ciudadano, el otro integrante del pueblo que también trabaja y que no se ve representado por una turba que estira la liga con motivaciones políticas.
Decía Sartori que eso del “pueblo” es tan elástico que hoy perviven siete conceptos, además de la diferencia que denota dependiendo de la lengua en la que se le invoque, pues es singular en español, francés, alemán e italiano, pero plural en inglés, con todas las implicaciones que eso conlleva, quedando ya rebasado veintitrés siglos después, eso sí, el demos griego de Aristóteles, que él limitaba a los pobres.
Hoy las autoridades emanadas de otra subdivisión, la del “pueblo bueno”, están lidiando con otra expresión que también se dice legítima heredera de ese concepto, la del “pueblo trabajador”. Bien recomendaba el sabio italiano revisar el tema con las polvaredas ideológicas aparte.
