Tasas de largo plazo globales: ¿hacia arriba o vuelta a la normalidad?

Las tasas de los bonos a largo plazo del Tesoro de Estados Unidos han aumentado desde los mínimos de abril impulsadas por desarrollos políticos, como el proyecto de ley de presupuesto, que centran la atención en la sostenibilidad de la deuda estadounidense. Ahora los inversionistas están exigiendo más compensación por el riesgo de mantener esos instrumentos a largo plazo. Esto no debería ser un motivo de preocupación excesiva, debido a que refleja un regreso a niveles históricamente normales. Las tasas de interés ultra bajas registradas durante la pandemia parecieron insensibilizar al mercado, llevándolo a una sensación de seguridad sobre la creciente deuda gubernamental. En consecuencia, los inversores aceptaron una prima por plazo -es decir, la compensación por el riesgo de mantener deuda por períodos prolongados- más baja.

Esta dinámica no fue exclusiva de Estados Unidos, sino que también se observó en buena parte de las economías desarrolladas.

Sin embargo, ya desde el 2021 se advertía que el elevado nivel deuda gubernamental global había alcanzado un equilibrio frágil, con las tasas de los bonos mostrándose cada vez más vulnerables a cambios en la percepción de riesgo por parte de los inversionistas. Esto se amplificó aún más con la inflación persistente producto de las interrupciones de suministro post pandemia, que obligaron a que los bancos centrales aumentaran las tasas de política monetaria. Lo que a su vez agravó aún más la situación, ya que aumentaron los costos de servicio de la deuda y las preocupaciones sobre los déficits fiscales.

En Estados Unidos, la estimación de la relación déficit fiscal como porcentaje del PIB se situaba en marzo entre el 5% y el 7%, según distintas fuentes sobre el impacto de las políticas propuestas en materia de comercio, fiscal y migratoria. Desde entonces, Moody's redujo la calificación crediticia de Estados Unidos. y, actualmente el Congreso estadounidense está considerando un proyecto de ley de presupuesto que podría llevar los déficits hacia el extremo superior de ese rango, o incluso más allá.

En Japón, los rendimientos de los bonos a 30 años alcanzaron en mayo un máximo histórico. El banco central japonés, históricamente el principal comprador de bonos gubernamentales en su esfuerzo de sacar a la economía de la deflación ha reducido dichas compras como parte de su proceso de normalización de política. Al mismo tiempo, el Ministerio de Finanzas nipón está considerando reducir las ventas de bonos a largo plazo, ya que, si las tasas siguen en ascenso, el costo del gobierno para servir su deuda -que supera el doble del tamaño de su economía- también aumentará.

Por su parte, Reino Unido ya está reduciendo la emisión de bonos a largo plazo en medio de una menor demanda y mayores tasas. Mientras tanto, los rendimientos de la Eurozona han estado aumentando a medida que los gobiernos incrementan la inversión en defensa e infraestructura.

Si bien muchas de estas variaciones en las tasas están afectando a los mercados, no estamos frente a una situación inédita. Más bien, se trata de una normalización de la prima por plazo que está llevando a gobiernos, que recurrieron excesivamente al gasto, ahora tengan que comenzar a repensar sus decisiones ante inversionistas cada vez más vigilantes.


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Axel Christensen
  • Axel Christensen
  • Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock
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