Escuchar y acompañar son acciones esenciales que construyen relaciones significativas
¿Cuánto escuchamos a los demás, a nuestros seres queridos y cuánto nos escuchan los demás?
Carl Rogers, influyente psicólogo humanista, resaltó la importancia de la escucha empática como habilidad clave para fomentar la relación y promover la autoaceptación y el crecimiento personal.
Las personas sentimos una profunda necesidad de ser escuchadas, comprendidas y aceptadas sin juicios.
Al escuchar verdaderamente a los demás, manifestamos respeto por sus sentimientos, creencias, ideas y experiencias, lo que constituye la base de una relación de ayuda.
De esta manera, la escucha activa no solo permite que las personas se sientan valoradas por sí mismas, sino que también les brinda un espacio protegido para conocer y reconocer sus pensamientos y emociones de manera más profunda.
Los términos "acompañar" y "acompañamiento" se emplean con mayor frecuencia.
No obstante, la sociedad moderna, que se caracteriza por la prisa y la desconexión, puede llevarnos a la falta de atención real en nuestras interacciones, diálogos y conversaciones con los demás.
En este contexto, la escucha y el acompañamiento se hacen aún más decisivos.
La escucha profunda y activa nos centra en lo que la otra persona está comunicando, tanto verbal como no verbalmente.
Esta forma de escucha requiere paciencia y un esfuerzo consciente para comprender adecuadamente.
Escuchar y acompañar de manera genuina brota del respeto. Nos permiten derribar barreras y construir puentes entre las personas.
A través de la escucha, transmitimos que tenemos consideración por las experiencias y perspectivas de los demás.
Acompañar demuestra compromiso genuino de estar presente y brindar apoyo constante en el viaje de vida de alguien.
En un entorno donde la tecnología puede separarnos, estos elementos se vuelven aún más esenciales para fortalecer los lazos humanos.
La invitación es a cultivar el arte de escuchar y acompañar.
Y, además, a tener la valentía de solicitar ayuda y acompañamiento:
A veces la vida nos resulta difícil y solos no podemos.
A las dificultades cotidianas, le siguen pequeñas pérdidas y grandes preguntas que necesitan del diálogo con otros y ser escuchados.
Algunas heridas no se pueden ver, pero están ahí y duelen.
Todos pasamos por situaciones en las que necesitamos que alguien nos escuche.
La escucha sin juicios, desde la empatía y la aceptación incondicional, nos hace bien y nos libera.
