El Gusano Barrenador del Ganado ha regresado. Esta plaga, erradicada oficialmente en México hace más de 20 años, representa hoy la mayor amenaza para la sanidad pecuaria del país.
Su presencia no solo pone en riesgo la salud animal, también compromete la seguridad alimentaria, el bienestar de miles de productores y la viabilidad de uno de los sectores más dinámicos del campo mexicano: las exportaciones ganaderas.
Erradicar este parásito no fue sencillo. Tomó cerca de tres décadas, requirió el apoyo decidido de los Estados Unidos y una inversión superior a los 750 millones de dólares, la mayor parte aplicada en territorio mexicano.
Fue un trabajo binacional basado en una innovadora estrategia de control biológico: la liberación sistemática de moscas estériles producidas en una planta ubicada en Chiapas. Gracias a ello, México fue declarado libre de la plaga en 2003 y durante años mantuvo ese estatus mediante tareas de vigilancia y prevención.
Sin embargo, el contrabando de ganado enfermo, los recortes presupuestales y el debilitamiento del sistema sanitario permitieron que el gusano barrenador regresara.
En los últimos seis meses se han registrado más de 1,500 casos en siete estados del país, particularmente en la región sur-sureste. Incluso se han confirmado contagios en humanos.
El impacto ya es tangible: Estados Unidos suspendió la importación de ganado mexicano en pie, medida que golpea directamente al ingreso de divisas. Solo en 2024, México exportó más de un millón 200 mil cabezas de ganado, con un valor de 1,200 millones de dólares. Hoy, se estima una pérdida de 11.4 millones de dólares diarios por esta suspensión.
El presupuesto del Programa de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria ha caído dramáticamente. En 2017, este programa contaba con 4,668 millones de pesos; en 2025, apenas con 3,640 millones. Son 1,000 millones de pesos menos y, peor aún, considerando la inflación, se ha perdido casi el 50% del poder adquisitivo de ese presupuesto.
Esa reducción explica, en gran medida, el rebrote y por qué el país no ha respondido acorde con la magnitud de la contingencia.
Hoy esta emergencia demanda decisión política, medidas técnicas y, sobre todo, recursos. La sanidad agropecuaria no es un gasto: es una inversión estratégica. Recortar su presupuesto ha demostrado tener un altísimo costo que hoy está pagando el sector pecuario de México.