Desde el corazón agrícola del noroeste de México, se levanta una voz firme y urgente: en el agro, no podemos seguir haciendo las cosas igual.
El Congreso Internacional de Manejo Sustentable, organizado por Sergio Dabdoub, experto en agricultura regenerativa, celebró su tercera edición y se consolida como un referente en su tipo.
Reunió a científicos, técnicos, líderes del sector, productores agrícolas y de bioinsumos, y estudiantes. Fue un espacio para repensar el modelo agrícola dominante, que, tras años de uso intensivo de agroquímicos, ha deteriorado los suelos, debilitado los cultivos y reducido el valor nutricional de los alimentos que consumimos.
La tierra está hablando, y nos dice que hemos agotado sus reservas minerales, que la desmineralización no es un problema abstracto: es una realidad tangible que impacta directamente en la salud humana.
Alimentos pensados desde su valor económico, pero menos nutritivos, son el resultado de prácticas que priorizan el rendimiento inmediato sobre el equilibrio ecológico.
El Congreso trazó rutas posibles y urgentes. Una de ellas es entender que una planta bien nutrida es una planta resistente. El vínculo entre la nutrición y la resistencia natural de los cultivos a plagas y enfermedades fue respaldado con evidencia.
Un manejo adecuado de minerales, materia orgánica y microorganismos puede reducir la dependencia de insumos químicos.
También se habló del papel silencioso pero crucial de los insectos benéficos. Ellos, que durante siglos han sostenido el equilibrio ecológico de los campos, son ahora aliados clave en la transición hacia prácticas más limpias.
Y en un territorio donde el agua es cada vez más escasa, se destacó la importancia de mejorar su uso con bioinsumos y tecnología. Un suelo nutrido y el manejo del riego mediante sensores de humedad no solo reduce el desperdicio, también garantiza que el recurso llegue en el momento y medida justos.
Más que una serie de conferencias, fue un acto de conciencia colectiva. Un recordatorio de que, si queremos preservar la capacidad productiva de nuestros campos, debemos recuperar la salud de su entorno.
Desde Obregón, Sonora, se emite un mensaje claro al país: otra agricultura es posible. Una agricultura que no agota, sino que regenera. El tiempo de actuar es ahora.