El recuerdo de Callum Robinson, surfista asesinado en 2024, está en cada ola del mar, atardecer y canción que solía escuchar con su novia, Emily. Mientras su voz, su sonrisa y sus bromas aún viven en los posts y videos de su cuenta de Instagram.
Su perfil no fue dado de baja. De hecho, ni siquiera aparece con la leyenda “En memoria de” que la plataforma coloca en los perfiles de personas fallecidas, como el caso de cantante de k-pop, Moon Bin. Pero con Callum es distinto, pues el recordatorio de su muerte está en el highlight (conjunto de historias destacadas de Instagram) sin terminar de su viaje a México, en los comentarios de condolencias en su última fotografía y en las publicaciones de Emily.

La joven conmemoró el “cumpleaños celestial” de su novio con una compilación de las memorias que formaron desde diciembre del 2022 (cuando ambos se conocieron); el cual inicia con, quizá, el último mensaje de voz que llegó a su bandeja de entrada: “¡Buenos días! Son las 11:11. Y estaba pensando en tí. Sólo quería dejarte un mensaje rápido para decirte: ‘Hola bebé’”.
Pero antes de ese reel, Emily mantenía vivo el recuerdo de Callum en cada fotografía de atardeceres, videos de él con su perrito o en las canciones que ambos solían escuchar. Todo esto como parte del duelo que, desde aquel mayo del 2024, le ha hecho sentir en “una montaña rusa de negación e incredulidad”: “Te traeré conmigo siempre. Te amaré más allá de esta vida”, escribió en una story del aniversario luctuoso.
El caso de Emily con la muerte de Callum es un claro ejemplo del rol que las redes sociales han adquirido en los procesos de duelo: más que ser un álbum de fotografías moderno o una cápsula del tiempo, se convierten en “cementerios digitales con interminables archivos, biografías, testimonios y rastros de vínculos sociales”. Esto según un artículo de la revista “New Media & society”.
El recuerdo de Emily a un año de la muerte de Callum
Un duelo diferente
Las redes sociales y la muerte configuran una dicotomía opuesta: mientras la primera es testimonio de existencia y permanencia, la segunda implica pérdida y duelo. Pese a ello, estudios han identificado diversas maneras en las que ambas coadyuvan en los procesos de luto en la actualidad.
En un artículo del 2012, Tony Walter sugirió que plataformas como Facebook resignifican a las “comunidades en duelo”, es decir, las conexiones entre las y los desconocidos que han sufrido el mismo tipo de pérdida.
“La innovación es que el duelo está resurgiendo como una actividad comunitaria. (...) En los funerales donde los dolientes no se conocen entre sí, o no se conocen bien, puede haber una sensación tangible de comunidad temporal (...) es poco probable que esto dure”, señala el autor en su artículo “¿Internet cambia nuestra forma de morir y de llorar? Resumen y análisis”.
El sentido de comunidad puede ser desde algo tan simple como saber de la existencia de otra persona, hasta extenderlo más allá del luto con actividades, fundaciones o encuentros para recordar a la persona fallecida. Ejemplo de ello ocurrió el 1 de mayo del 2025, cuando la Fundación CJR convocó a surfear y hacer un brindis en memoria de Callum por su cumpleaños.
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Pero es desde la perspectiva unipersonal en la que más se evidencia el beneficio que estos opuestos (muerte y redes sociales) tienen hacia la o el doliente, y el cual no pueden encontrar fuera del espacio digital: el sentir que la persona muerta está escuchándolo. Según la explicación de Walter:
“En sitios creados pre-mortem por el difunto, puede existir una extraña sensación de su presencia. (...) Al dirigirse a los vivos, existe mayor copresencia en línea que cara a cara o por teléfono. Pero una característica curiosa de las redes sociales es que no se espera necesariamente una respuesta, por lo tanto, comunicarse con una persona fallecida en línea no es diferente de comunicarse con un destinatario vivo. (...) Si antes los muertos estaban en el cielo, ahora residen en el ciberespacio”.
De ahí que se ha hecho común dedicar un “último mensaje” de despedida a una persona recién fallecida; cuando se cumple el aniversario luctuoso o sólo cuando la llegamos a extrañar.
Así se observó con los mensajes al actor Matthew Perry, quien dio vida a Chandler Bing en la serie Friends, tras su muerte en noviembre del 2023: “Extiende tus alas y vuela, hermano. Eres finalmente libre. Mucho amor. Y creo que te quedarás con los 20 dólares que me debías”, decía el de Matt Leblanc (Joey). “Te amo tanto y sé que ahora estás completamente en paz y fuera de cualquier dolor”, escribió Jennifer Aniston (Rachel) en Instagram.
Mismo caso con los ex de One Direction ante el fallecimiento de Liam Payne; actores y actrices del cast de la serie “Descendientes” con Cameron Boyce; de Harry Potter con Maggie Smith, o simplemente en el día a día con algún amigo, familiar cercano o conocido que en su foto de perfil colocó un lazo negro de luto.
Redes sociales: ¿nostalgia o evadir la realidad?
Las emociones que surgen en el proceso de duelo son tan variadas como las personas mismas: algunas se sentirán tristes, otras culpables, aliviadas o, quizá, un “poco de todo”. Incluso factores como la edad, el género, si el fallecimiento fue esperado o repentino y la etapa de vida en la que ocurrió la pérdida también influyen en la reacción de las y los dolientes.
Por eso es que no hay un “tiempo estimado” para el luto y, mucho menos, una guía general o un paso a paso para superar una pérdida. Según la tanatóloga Jacqueline Herrera Rodríguez, más que cumplir un periodo, se trata de “poder integrar eso que pasó y poder seguir adelante con tu vida. O sea, que ese hecho no defina el resto de tu historia”.
¿Y cómo pueden las redes sociales aportar a ese progreso?, se le cuestionó en entrevista con MILENIO. A lo cual respondió que el daño o perjuicio de estas plataformas en las o los dolientes se determina a base de una pregunta clave: “¿Esto es algo que le está ayudando a adaptarse?”.
“Si la respuesta es sí y es algo que no le hace daño, no hay ningún problema. (...) Claro, no será lo mismo una persona que escribe como en momento presente o (mensajes) de “te veo al ratito” a dejar un recado de “te extraño”, “estoy pensando en ti”, “escuché esta canción que me recordó a ti”, ejemplificó.
Además de estos recursos, la especialista en cuidados paliativos remarcó la importancia de permitirse sentir, tener redes de apoyo, buscar antidepresivos naturales y tener paciencia, ya que el proceso de sanar es tan voluble e impredecible como las olas del mar.
ASG