Durante más de 70 años las autoridades federales han exaltado las virtudes de Tepito, anclado en la colonia Morelos, una de las zonas que se ha caracterizado por su agitada actividad comercial y de gente trabajadora, creativa y deportista; de la que han salido grandes boxeadores, artesanos, escritores y pintores; pero también, de manera paralela, conocida por la mala fama de ser una región de efervescencia criminal.
Y dicen que el que busca encuentra.
Y el que nada debe… nada teme.
¿O cómo iba o cómo va?
Y si vas en busca de arte, grandes artesanos, gente trabajadora y creativa, pues aquí la encontrarás, como siempre, sonriente, dicharachera, jacarandosa y con esa camaradería que los caracteriza, a pesar de que ya no está Lourdes, La Reina del Albur, a quien aquí se le recuerda con su eterna sonrisa; lo que lleva a imaginarla frente a su montón de ropa para bebé, un cigarro en los labios y su eterno mandil bien puesto, pregonera y alburera, y solo de recordar su talante te transporta a su agilidad mental.
Y para homenajear a Lourdes y exaltar a promotores de las tradiciones tepiteña, literatos y artistas plásticos, como lo fueron el apreciado y siempre requerido Alfonso Hernández, Armando Ramírez y Daniel Manríquez, ya fallecidos, así como a gente activa, efectiva y afectiva, hay una exposición para reconocer a quienes enaltecen a este territorio y hacen frente a la estigmatización y al sambenito que le han colgado al Barrio bravo, así llamado porque siempre está dispuesto a parapetarse y hacer frente a los abusos de autoridad y preservar su raigambre.
Desde el corazón del barrio. Tepito, raíces profundas, voces que resuenan es el título de la exposición que se presenta en la galería José María Velasco, donde se reúne la obra de autores que viven, crean o mantienen vínculos con uno de los barrios más emblemáticos de Ciudad de México.
Son más de 20 artistas y artesanos que conservan una herencia y de otros que han surgido con el correr del tiempo.
Y también es un homenaje a los fallecidos de estos lares que dejaron significativas huellas.
Luis Miguel León Cornejo, nuevo director de la galería José María Velasco, menciona que son tres núcleos los que se abordan; el primero donde hablan de la parte histórica de Tepito.
Y menciona a tres.
—De un Luis Arévalo, de un Diego Cornejo, que justo estuvieron en una exposición en esta misma galería, en 2007, que se llamó El poder de los oficios. Y esto es un poco hablar de esta historia y de agentes culturales en Tepito, como Daniel Manrique, que pintó todas las calles del barrio.
En el segundo núcleo están los oficios, que son muy representativos, como la señora Silvia Hernández, la única que repara organillos, aquellos con los que alegran las calles del Centro Histórico de Ciudad de México.
Y también está Chicano, añade León Cornejo, “con fotos de boxeo de Alan Carranza, que dan un diálogo muy interesante”.
Y es que al recorrer la muestra da la impresión que cada objeto, foto, escultura o pintura tiene una historia, se le comenta al maestro Cornejo, con experiencia como funcionario público en el mundo de las artes plásticas, pues fue director del Museo de Arte Moderno, MAM, entre otros cargos.
“Justo esta exposición”, comenta, “está hecha de andar del barrio, de conocer a la gente, platicar con ellos, que te cuenten la historia…el barrio tiene mucha actividad cultural; los martes, foros de pintura, de baile…”
La exposición está conformada por más de 80 piezas en diversos formatos como pintura, gráfica, escultura, fotografía y arte objeto.
Y entre los autores está Josué Hernández, quien forma parte de la tercera generación de una familia dedicada a elaborar artículos deportivos y cuyo taller está sobre la avenida Peralvillo.
“Nosotros hacemos equipo de boxeo profesional”, detalla Hernández, estudiante de la Escuela Superior de Comercio y istración, ESCA, del Poli. “Desde lo que son guantes, hasta equipo especial para los mánager, y también equipo de protección como caretas para el peleador”.
—Y ahora les tocó exponer.
—Así es. Luis nos dio la oportunidad de formar parte de esta exposición en la galería de arte para mostrar parte de nuestro trabajo. Y es que nuestra labor es totalmente artesanal.
Mientras tanto al nuevo director de la sala, Luis Miguel León Cornejo, se le pregunta qué le sorprendió del barrio, a lo que responde:
—Pues como bien lo dicen: el Barrio es bravo, pero también es mágico.
Así es que pase a esta galería con 74 años de existencia, ubicada en avenida Peralvillo número 55, para que aprecie cómo se visibilizan las prácticas artísticas ligadas a una comunidad históricamente estigmatizada y que, dice el maestro Cornejo, “gracias a la resistencia cultural ha sabido reivindicar su herencia, su presente y sus posibilidades de transformación”.
Usted llegue con toda la confianza a la galería, que está a pocos metros del Paseo de la Reforma, en medio del tráfago, sin importar que a veces, en el portón de la vecindad de enfrente, sobre la banqueta, esté un sujeto erguido, joven, tez morena, con insistente mirada fija, desabotonada la camisa y cadena al pecho, abierto los pies, pavoneo constante, como si buscara bronca.
Nomás no le haga caso.
