Doble moral en primera fila

Hace unos días, entre la opinión pública de Tampico, se abrió un debate en torno a las declaraciones de la ex titular del Instituto de la Mujer, Amalia Ávalos, que le costaron el cargo.

Sin embargo, ante el anuncio de la participación de Roberto Palazuelos en el XIII Simposium de Centros Históricos AMPI 2025, donde compartirá su “visión” sobre turismo y emprendimiento, nada se ha dicho hasta el momento.

Palazuelos no es ajeno a la polémica. Su historial de declaraciones misóginas, su rol en la política y su constante necesidad de protagonismo han sido ampliamente documentados.

En noviembre de 2023 ante la posibilidad de alcanzar la candidatura al Senado por Movimiento Naranja, fue duramente criticado por la emecista Patricia Mercado, quien

dijo: “Una cosa es que existan diferencias en ideas puntuales al interior de las fuerzas políticas y otra cosa es que se le entregue un espacio a una persona que ha confesado crímenes en televisión, que ha amenazado con “ajuste de cuentas” a una ex trabajadora, que por décadas se ha ufanado de beneficiarse con tráfico de influencias y abusos de poder.

No obstante, su presencia en un evento respaldado por el ayuntamiento de Tampico, el gobierno del estado y la Secretaría de Turismo no ha generado la misma indignación ni ha provocado una reacción oficial.

El problema aquí no es únicamente la figura de Palazuelos, sino el mensaje que se transmite. Mientras una funcionaria local fue separada de su cargo por sus dichos, la llegada de un personaje que se ha visto envuelto en escándalos, es promovida con bombo y platillo.

Si el argumento para la salida de Ávalos fue la incongruencia de su discurso con los principios de igualdad y respeto que debe representar un Instituto de la Mujer, entonces ¿por qué no aplicar la misma lógica cuando se trata de un evento avalado por instancias gubernamentales? ¿O es que la “perspectiva de género” solo se usa cuando conviene?

Es aquí donde se evidencia la selectividad con la que se condenan ciertos actos y se silencian otros. No se trata de censurar a Palazuelos, pero sí de cuestionar su presencia.

Tal vez el problema no sea el personaje en sí, sino la indiferencia de quienes organizan, respaldan y aplauden este tipo de decisiones sin medir las implicaciones.

Porque, al final, si lo que se busca es construir una sociedad más consciente y con menos discursos tóxicos, lo mínimo que se espera es coherencia. Pero parece que en la agenda política y pública de la ciudad, esa palabra sigue sin encontrar cabida.


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Víctor Hugo Martínez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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