Quienes tuvimos la fortuna de nacer cerca de la costa del Golfo de México, en particular en la zona sur de Tamaulipas, disfrutamos de las aguas de playa Miramar, en una época en donde permanecía virgen. En aquellos años recibimos de nuestros padres el consejo más importante: “si comen, esperen una hora antes de volver a meterse a bañar”, todo siempre bajo la supervisión paterna.
En un hecho insólito, el máximo paseo ha sido escenario de tres decesos en las últimas semanas, el más reciente este pasado lunes 19 de mayo, cuando el cuerpo de una mujer apareció sin vida, aparentemente ahogada, en las arenas de Miramar, a la altura de las letras gigantes que promocionan la playa.
Si bien las autoridades, en este caso las del gobierno de Ciudad Madero, son las responsables de brindar las condiciones de prevención, seguridad y atención a los visitantes locales y turistas, también es cierto que se carece de más personal capacitado para cumplir dichas funciones.
Al mismo tiempo, las autoridades federales —Marina y cuerpos de seguridad estatales— deben ejercer mayor presencia a fin de controlar a las personas que visitan la playa en horarios de uso común. Ni se diga en horas de la noche, cuando el descontrol del consumo de alcohol y la violación a las leyes de tránsito deja su evidencia cada día, principalmente los fines de semana, en donde los accidentes dejan constancia de ello.
Pero también la ciudadanía —en este caso los visitantes a playa Miramar— debe usar el sentido común y asumir su responsabilidad durante su estancia, ser responsable en su conducta.
En los últimos años se ha buscado que Miramar sea un mayor referente turístico del que ya lo es, pero hasta el momento estos propósitos y buenas intenciones han sido insuficientes y han quedado truncos.
Se debe invertir de una vez por todas en la introducción del sistema de drenaje, garantizar la tenencia de la tierra, y que los predios no sean moneda de cambio sexenio tras sexenio. Mayor seguridad, evitar además actos de vandalismo que afectan a los empresarios y comerciantes, un adecuado servicio de limpieza y, sobre todo, cumplir con las normas de protección del medio ambiente.
El presidente municipal Erasmo González ha tomado la iniciativa para cambiar el rostro del paseo al promover el Reglamento de Orden Público, Seguridad y Desarrollo de Playa Miramar. La intención, de entrada, suena coherente, pero se requiere la participación de todos para que no se quede solo en un buen proyecto.