Ha comenzado uno de los eventos cinematográficos donde año con año dan a conocer muchas de las cintas que dominarán nuestra atención en el futuro cercano, se cerrarán tratos de distribución para todo el mundo y se impulsarán tanto los grandes blockbusters como las películas independientes, de las cuales hay muchas y muy llamativas este año. Pero apenas vamos por el segundo día y la gente ya está harta de tener que hablar de los (posibles) aranceles que Donald Trump amenazó con aplicar a todas las cintas no hechas en Estados Unidos.
Tom Cruise, en conferencia de prensa, hace unos días se negó a responder al respecto, lo cual es lógico. Imaginen ese titular cuando él solo quiere promover su Misión: Imposible 653.
Pero más relevante que la opinión de las grandes figuras, es verdaderamente un tema de terror para productores y distribuidores que tienen que hacer tratos con cintas que se están haciendo o que ya están listas para ser repartidas. Y es que con Trump no se sabe si solo se quedará en un post y en algunos discursos, o sí realmente aplicarán el 100% de aranceles a las cintas no hechas en Estados Unidos. Y esa es información fundamental para poder hacer una corrida financiera, decidir cuánto pagar o simplemente saber qué viene para la industria que obviamente tiene que empezar con años de anticipación cualquier proyecto.
La buena noticia es que no se han echado para atrás con las cintas o detenido ninguna posproducción. Pero, como en todo, la incertidumbre y lo absurdo del plan significa más problemas para una industria que no sale de una para entrar en otra. Está eso y el hecho de que realmente están tan hartos de que este sea el tema de Cannes, donde hay una especie de regla no oficial de no sacar el tema, al menos en los eventos festivos. No está funcionando esa regla tampoco.